Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 11 de enero de 2016

Hernán Cortés en California (II)

Hernán Cortés, fundador de la ciudad de La Paz.
Cortés permaneció un poco más de un año en Santa Cruz, de mayo de 1535 a junio de 1536. Fue mucho tiempo para un hombre que trató de encontrar algo más en esta tierra árida y desconocida. Dicen los historiadores que contra su costumbre, no dejó nada escrito sobre sus experiencias en ese remoto lugar de la Nueva España.

No lo hizo porque no hubo nada trascendente que fuera de interés para las autoridades virreinales, aunque después, por informes de aquí y de allá, se fueron conociendo pormenores de su estancia en la península.

Se sabe que organizó al menos cuatro expediciones por tierra para conocer la parte sur y la región al norte a la altura de Bahía Magdalena. Y en la última, al mando del capitán Juan de Jasso, se conservan las instrucciones  que escribió Cortés para el caso de encontrarse con grupos indígenas, yacimientos de metales y sitios susceptibles para establecer nuevos poblamientos, además de la flora y la fauna de la región.
                                                                                         
         Es notable la actitud de Cortés respecto al trato con los indígenas. A pesar de que siempre los tuvieron como enemigos, incluso causantes de la muerte de varios soldados, ordenó a Jasso que los tratara con consideración, evitando las confrontaciones armadas y el respeto a sus formas de vida.

La expedición de Juan de Jasso salió de Santa Cruz en el mes de julio de 1535. Lo acompañaron soldados de a pie como de caballo. Con él iba Francisco de Ulloa quien después tuvo un papel relevante como navegante. Después de 80 días de recorrido regresaron a Santa Cruz. Salvo por su travesía por la costa de la Mar del Sur, Jasso no encontró nada importante que informar.

No se sabe si a partir de ese mes de julio organizó otras expediciones. Lo que sí es cierto fue la mortandad que originó la estancia en Santa Cruz debido más que nada a la falta de comida y los constantes ataques de los indígenas. Y esto se supo por las declaraciones de un grupo de soldados que regresaron enfermos a la costa de Sinaloa y fueron aprehendidos por Nuño de Guzmán, el eterno enemigo de Cortés.

En un documento llamado Provanza esos soldados dieron testimonios de cómo fue la vida en Santa Cruz. Por ellos se sabe que la expedición desde un principio estuvo condenada al fracaso, ya que la falta de provisiones fue constante, por lo que tuvieron que mantenerse con las hierbas del campo y animalillos del monte. Después, cuando el hambre causó la muerte de muchos de ellos, aprovecharon la carne de los caballos y el ganado que habían llevado consigo. Y no podían alejarse mucho del poblado por temor a las flechas de los indios. Aún así, varios murieron por esta causa.

Lo cierto es que la expedición de Cortés a California fue un rotundo fracaso. Cuando al fin, ante la insistencia del virrey Antonio de Mendoza volvió a la capital de la Nueva España, tuvo que aceptar lo difícil que fue sobrevivir en esa inhóspita región. Aunque terco como era, sin perder la esperanza sobre lo promisorio de esa tierra, dejó parte del contingente en Santa Cruz los que, después de varios meses, tuvieron que regresar a la contracosta.

Aún así no cejó en su empeño. En 1539 organizó una nueva expedición ahora al mando de Francisco de Ulloa, quien recorrió y puso nombres a las islas y bahías que descubrió en el interior del Mar de Cortés y en las costas de la Mar del sur, hasta los límites de la isla de Cedros.

Fue durante esa expedición que comenzó a llamarse a la tierra descubierta como California y la certidumbre de que era península y no isla. Dice Carlos Lazcano que Ulloa es uno de los personajes más importantes de la historia del noroeste de México. Que gracias a él se completó el reconocimiento de las costas de Sonora y de casi todas de la península, incorporándolas así al dominio de España.

Hay más que decir sobre Cortés y su permanencia en Santa Cruz. Pero lo anotado es quizá suficiente para normar el criterio de los sudcalifornianos, a fin de otorgarle el reconocimiento que merece al fundador de nuestra ciudad.


Enero 11 de 2016.

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