Un gringo, con el aval del
Fideicomiso de Turismo de La Paz, es el autor de la serie televisiva
“Destination Baja Sur” y hace días llegó a San José del Cabo para vanagloriarse
del gran éxito que ha tenido ese programa a nivel mundial. Con la presencia de
funcionarios —nos gustaría saber quienes estuvieron presentes— Bill Boyce, de
la cadena televisiva NBC Sport, se mostró eufórico por el éxito de este
documental ya que ha sido visto por más de seis millones de espectadores.
Pero luego enseñó el cobre. Los
contratos con algunas cadenas televisivas, como Discovery Chanel y Amazon Prime
deben ser millonarios, por lo que a él le toca una buena mochada. Y todo a
costillas de nuestra ingenua península bajacaliforniana.
Y mire como se dan las cosas. En
el mes de julio del 2003, apareció una nota periodística en la que la directora
del Fideicomiso de Turismo de La Paz había respaldado la filmación de ese
programa. Pero cuando dio a conocer el nombre de ese documental nadie objetó
nada con excepción, claro, de unos cuantos desfacedores de entuertos, entre
ellos el que escribe.
En una crónica que escribí en
esos días y que apareció en el periódico “El Sudcaliforniano”, dije: “De
cierto, la publicidad y el conocimiento de nuestro estado siempre da buenos
dividendos para la industria sin chimeneas que es el turismo. Pero que para
ello se dé falsa información en vez de beneficiar perjudica porque ¿dónde van a
encontrar un lugar que se llame Baja Sur? Lo correcto sería “Destination Baja
California Sur”.
Pero hay cierta maldad en estos
descubridores de las bellezas de nuestra entidad. Saben de la fuerza tremenda
que tienen los medios de comunicación y de cómo se difunden en cuestión de
segundos por todo el mundo. Saben que el nombre correcto de nuestro estado es
Baja California Sur, pero les da escozor pronunciarlo y prefieren modificarlo
para conveniencia de ellos y de los que anhelan todavía apoderarse de este
región de México.
De nada sirven las reiteradas
protestas de sudcalifornianos bien nacidos, de intelectuales, periodistas y
escritores, que miran con desesperación como las autoridades que pueden poner
remedio a este atentado, se hacen como el tío Lolo, miran llover y no se mojan,
les importa un carajo la historia y las tradiciones de nuestra tierra.
Y todo por las conveniencias de
un turismo transnacional al que hay que guardarle todas las consideraciones aún
a costa de la pérdida de nuestra soberanía. Y poco a poco se van introduciendo
como la humedad. Pueblos tradicionales como El Triunfo ahora organiza
competencias de Trail Run y MTB y Loreto, la antigua capital de Las Californias
lleva a cabo un Domi Run.
Imagino a un habitante de Asia o
África preguntando ¿dónde está Baja Sur? Le dirán que en México y que es una
península en la que se encuentran los pueblos de Cabo San Lucas, San José del
Cabo y La Paz. Y así la conocerán a menos que nuestro gobierno, poniéndose las
pilas, aplique sin distinción lo estipulado en el decreto que prohíbe el uso de
otro nombre que no sea el de Baja California Sur.
Y aquí la pregunta clave: -¿Que
importa más, alcahuetear al turismo dejando que extranjeros como el gringo
Boyce atente contra nuestra identidad, o defender, como lo hemos hecho en el
pasado, esta querida tierra, so pena de que en pocos años pierda su nombre original y comience a
llamarse Baja Sur?
Que quede claro, no estamos en
contra del crecimiento económico y social de nuestra estado. Todos los
sectores, incluyendo el turismo, deben coadyuvar a lograrlo. Pero lo que
rechazamos es que en aras de ese crecimiento se olviden nuestras raíces y no se
respeten los símbolos que nos identifican como es el caso del nombre de nuestra
entidad: BAJA CALIFORNIA SUR.
Abril
09 de 2016
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