Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

lunes, 18 de abril de 2016

Un navegante y el galeón San Salvador

Puede ser que en los próximos meses tengamos la oportunidad de ver anclado en el muelle fiscal de nuestra ciudad, la réplica de un galeón que utilizó el navegante y explorador Juan Rodríguez Cabrillo, en el año de 1542. Y eso porque el Museo Marítimo de San Diego lo construyó atendiendo a los documentos y planos que existen en España.

Aunque tienen planeado que esa embarcación recorra los lugares que visitó Cabrillo en el hoy estado de California, quizá exista la posibilidad de que llegue hasta nuestra ciudad, dado que fue el primer puerto al que llegó este navegante, a fin de iniciar su recorrido por toda la costa del océano Pacífico.

Carlos Lascano Sahagún, autor de un libro titulado “Más allá de la Antigua California, La navegación de Juan Rodríguez Cabrillo, 1542-1543”, dice que al iniciar su viaje lo hizo en dos embarcaciones más bien pequeñas, una la San Salvador que desplazaba unas 200 toneladas y la otra, una fragata llamada Victoria.

Con ellas recorrió toda la costa de la península y llegó a la altura del puerto de San Diego. Aunque él murió en el mes de enero de 1543, su tripulación navegó más al norte hasta llegar cerca de los límites de los estados de California y Oregon en el paralelo 41 grados. Después, debido al mal tiempo, el cansancio y la falta de alimentos los obligaron a retornar al puerto de Navidad, adonde llegaron en el mes de abril de 1543.

Ahora, con esa noticia de la construcción del galeón, me recuerda que hace ya varios años, creo en la administración municipal del licenciado Alfredo Porras, se hizo el intento de construir una de las carabelas que usó Hernán Cortés cuando vino a la península y fundó el Puerto y Bahía de Santa Cruz, un 3 de mayo de 1535.

La idea era utilizarla en ese día todos los años, en una representación simbólica del arribo de Cortés a tierras californianas. Pero el proyecto quedó como tal por falta de recursos económicos y por no contar con los planos originales de esas embarcaciones. Aunque, y eso era una posibilidad, el astillero de Abaroa lo pudo construir pues para eso se pintaban solos.

En cambio, al menos en años anteriores, el desembarco de los expedicionarios españoles se hacía por medio de una panga de 24 pies o más y, aunque usted no lo crea, impulsada por un potente motor fuera de borda. Y en la orilla lo esperaba la reina Calafia con todo su séquito, dándole la bienvenida con cantos y danzas. Tergiversación de la historia, no cabe duda.

Porque en la realidad no tuvieron ningún recibimiento, pues los indios estaban resentidos con ellos, por los abusos que cometieron Fortún Jiménez y sus hombres cuando llegaron a la península. Lo pagaron caro, pues la mitad de ellos murieron flechados por los pobladores de esta región.

Pero en lo que toca a Rodríguez Cabrillo, nos parece extraordinario que en la California americana se le recuerde de diversas maneras, como en una estampilla postal con su efigie y un monumento en la ciudad de San Diego. Aunque también en Ensenada se le brinda reconocimiento por haber sido el descubridor de ese lugar al que le dio el nombre de Puerto de San Mateo.

Aquí en nuestra ciudad de La Paz adolecemos de monumentos dedicados a los navegantes y exploradores que llegaron a Baja California. Nos hace pensar que es una parte de la historia que no merece recordarse. Y es al contrario: gracias a ellos fue posible conocer, desde el siglo XVI, una región que formó parte de México y al paso de los siglos lo sigue siendo.

Hombres como Hernán Cortés, Francisco de Ulloa, el mismo Juan Rodríguez Cabrillo, Francisco de Ortega, Sebastián Vizcaíno e Isidro de Atondo y Antillón merecen un lugar de honor en nuestra centenaria ciudad.

Tendrá que llegar el momento en que el bulevar Forjadores de Sudcalifornia justifique su nombre, cuando a todo lo largo de él luzcan egregias las figuras de las mujeres y hombres que han contribuido al engrandecimiento de esta tierra. ¿Será posible?

Abril 19 de 2016

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