Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

jueves, 21 de marzo de 2019

Un encuentro con la Policía Federal

Lic. Gustavo Díaz Ordaz
En los años de 1962 a 1965 en que fui secretario general de la Tercera Sección del SNTE me tocó
viajar varias veces a la Ciudad de México para realizar gestiones ante el Comité Ejecutivo Nacional, y también para asistir a reuniones sindicales en algunos lugares de la república, como fue el caso de la asamblea efectuada en Cozumel, Quintana Roo.

Cuando en ese mismo periodo ocupé el cargo de secretario general de la CNOP en la entidad, también hice algunas visitas a la capital acompañando a los directivos del PRI en ese entonces dirigido por don Luis Barajas Álvarez, Francisco Manríquez, Ricardo Flores Sánchez, Regino Castillo Avilés y Enrique Castillo León. Con ellos estuve presente en la toma de protesta del licenciado Gustavo Díaz Ordaz como candidato de ese partido a la presidencia de la república.

Como es natural durante mi estancia en la ciudad de México conocí a varios dirigentes de los maestros en las entidades del país, pero el más conocido fue Francisco Canett Meza, de la sección estatal de Baja California, dado que habíamos sido compañeros de la generación que egresó de la Escuela Normal Urbana de la ciudad de La Paz, en 1950. Él, al igual que Eusebio Manríquez, J. Guadalupe Aguirre Tamayo y Viola Castillo, también de la misma generación, encontraron trabajo en el estado norte, invitados por el entonces gobernador Braulio Maldonado Sandez.

En cada ocasión en que visitaba la ciudad de Tijuana hacía contacto con Pancho con el que recordaba nuestros años como estudiantes de la Escuela Normal, de los maestros unos buenos y otros excelentes y claro, de los suertudos que se conchabaron novias para invitarlas al cine Juárez que estaba cerca de la escuela. Creo que Canett nunca tuvo una pues era un poco cimarrón oriundo del pueblo de San Ignacio. Y de mí ni pensarlo, ya que tenía un complejo de estudiante pobre que para que les cuento.

Cuando fue representante de los maestros tuvo una vida muy activa y no solamente en el terreno de las luchas sindicales sino también en los amorosos, a tal grado que tuvo que divorciarse de su esposa. En la última visita que le hice vivía solo en un departamento en las Playas de Tijuana ejerciendo su cargo como inspector de escuelas secundarias.

Tenía por costumbre, cada año en los meses de vacaciones de julio y agosto, visitar su pueblo y llegar a saludarme hasta esta ciudad de La Paz. En el último de sus viajes su automóvil se volcó y murió a causa de sus graves heridas. Su cuerpo fue trasladado a Tijuana donde quedó sepultado. En honor a sus méritos como maestro distinguido, la escuela secundaria No. 4 lleva su nombre.

En el primer año de su gestión sindical (1965-1968) y el último del mío coincidimos en la Ciudad de México con motivo de la toma de posesión del licenciado Gustavo Díaz Ordaz como presidente de nuestro país, relevando en el cargo al también licenciado Adolfo López Mateos. El comité ejecutivo del SNTE nos hizo una invitación personal para asistir a esa ceremonia que tuvo lugar en el Palacio de Bellas Artes.

Un día antes, por la mañana, me presentó a su amigo Cuauhtémoc, no recuerdo su apellido, quien radicaba en la capital y tenía amistad con elementos del gobierno. Fue por eso que por la tarde, después de saludarme me dijo: “Te invito a una reunión de amigos para tomarnos unas cervezas”. Como tenía tiempo acepté y llegamos al hotel a fin de encontrarnos con ellos. Estaban en la azotea departiendo alegremente y nos recibieron de buen modo. Me di cuenta que todos portaban pistolas y junto a ellos varias metralletas.

No le di mucha importancia al asunto, pues Cuauhtémoc me aseguró que eran buenos amigos suyos. Total, después de estar con ellos unas dos horas nos despedimos ya que teníamos el compromiso de asistir a la ceremonia. Y al día siguiente vaya sorpresa que me llevé al ingresar a Bellas Artes. En el vestíbulo estaban los amigos de la tarde anterior uniformados y con metralletas en la mano. Iba a saludarlos pues me reconocieron, pero con un ademán me indicaron que siguiera adelante.

Después de la ceremonia, cuando volvimos al hotel, le recriminé a Pancho por los amigos que me presentaba, como fue el caso de Cuauhtémoc que tenía ligas con la Policía Federal. Claro a Cuauhtémoc no le dije nada, pero evité su amistad. Cuando le pregunté a Canett como lo había conocido me contestó con evasivas y solo acertó a decirme: “Son amigos que uno hace en las cantinas”. Y claro, de los federales jamás volví a tener contacto con ellos. 

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