Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

jueves, 14 de mayo de 2015

El papel de los héroes en la historia sudcaliforniana

CONFERENCIA DEL PROFESOR LEONARDO REYES SILVA EN LA UABCS

21 DE ABRIL DE 2015

BUENOS DÍAS
Los héroes siempre han acompañado a los hombres al través de la historia de la humanidad. Si nos atenemos a su definición de que un héroe es una persona admirada por su hazañas y virtudes, capaz de realizar actos que requieren mucho valor —actos heroicos—, efectivamente la historia da cuenta de ellos desde los tiempos remotos de la antigua Grecia y de Roma (Solón, Alejandro Magno, Pericles, Jerjes, Pompeyo, Julio César, Cicerón) y conforme transcurren los siglos, en la época medieval, en el renacimiento, en el modernismo, los héroes han estado presentes y de diversas maneras han contribuido a las transformaciones de la sociedad.

Los héroes tienen una existencia histórica, es decir, son constructores de la realidad que vivimos y aparecen en la medida de las necesidades de la sociedad que los toma como guías, como ejemplos, como modelos, como legitimadores de las injusticias y los abusos, como generadores de esperanzas. Además, y esto es trascendente, son generadores de la identidad de los pueblos.

Tomas Carlyle, uno de los grandes pensadores ingleses del siglo XIX —él murió en 1881— es autor de seis conferencias que reunió en un libro que tituló “Los héroes, el culto de los héroes y lo heroico en la historia”. Afirmó en esas conferencias que todo lo importante que se ha hecho en la historia, ha sido la obra de los grandes hombres. Los grandes periodos históricos, los grandes movimientos religiosos o políticos, han sido la creación de los grandes hombres.

Pero Carlyle concibe el surgimiento de las grandes personalidades debido a la influencia del medio social. Representan una respuesta precisa, definida a las circunstancias de la época que le ha tocado vivir, surgen en el momento que la humanidad los necesita (Churchill, Lenin, Lutero, Hidalgo, Juárez) responden a una necesidad moral y social. Son los salvadores de las grandes crisis históricas, aparecen cuando todo amenaza derrumbarse, desplomarse (Churchill, Carranza, Villa, Zapata). Por eso se les considera revolucionarios, porque destruyen lo falso, lo quimérico, lo carcomido. Son iconoclastas porque destruyen las falsas imágenes que han apartado al hombre de la realidad, del verdadero sentido de la existencia.

Dice el doctor Ignacio del Río que a los héroes se les tiene que suponer dotados de cualidades de un orden superior que los constituyen en seres suprahumanos. Figuras ideales, los héroes son, en último análisis la expresión de lo imposible (Madero, Juárez, Nelson Mandela), quinta esencia de las cualidades humanas, la representación de lo humano ideal, es decir, lo humano que nos resulta inalcanzable.

Los héroes lo son por la intensidad de sus convicciones, responden hacia aquello a los que han sido llamados. A ellos no les importan los sacrificios, los tormentos, los sufrimientos, las luchas que ha de librar contra la incomprensión de los suyos, de su país, del mundo entero. Las más de las veces son figuras solitarias que desafían a los problemas sociales y políticos de su tiempo.

La crítica que se hace a estos conceptos sobre los héroes tiene que ver con las nuevas concepciones de la historia, sobre todo por las nuevas corrientes historiográficas de los Annales y la Historiografía Marxista, que ya no toman en cuenta el acontecimiento político y el individuo como protagonista típico de la historiografía contemporánea, sino por los procesos y las estructuras sociales. Los historiadores de estas corrientes se adhieren a un modo de escribir la historia desde el planteamiento de problemas a resolver o preguntas a solucionar. Estos autores toman conciencia de que no están escribiendo sobre el pasado reproduciéndolo fielmente, sino interpretándolo.

Al respecto Ignacio del Río complementa lo anterior aclarando que muchos tenemos una idea equivocada de que la historia es un conjunto de informes sobre hechos humanos sucedidos y el historiador un mero trasmisor de ese tipo de información. Sigue diciendo: “Cuanta gente cree que el saber histórico consiste en una interminable lista de fechas y nombres de lugares y personas. No, el objeto de la historia no es simplemente informar sobre los hechos del pasado, sino de explicar aquellos procesos históricos, que las distintas generaciones humanas vamos teniendo como determinantes y significativos. Explicar, asevera Del Río, quiere decir no sólo dar cuenta sino también dar razón de lo sucedido. Informar es lo fácil, explicar es el gran reto para los historiadores”.

Así las cosas, independientemente de lo que pensaron historiadores y ensayistas, hoy el culto a los héroes está sujeto a nuevos planteamientos. Enrique Krauze en su libro “De héroes y mitos” dice que los héroes son necesarios y deseables, pero así como en la infancia funcionaron como motores de ideales y de imaginarios, en la adolescencia y en la madurez deberían ser revisitados para que en nuestra conciencia los desmitifiquemos y finalmente podamos exhumar (y con ellos traerlos a tierra firme) a los seres de carne y huesos que la historia oficial elevó a un Panteón olímpico inmaculado, lejos de una comprensión cercana y humana.

En su serie de televisión que presentó hace varios añosa la que llamó “Héroes de carne y huesos” recorre dos siglos de la historia de nuestro país a través de sus hombres de poder —caudillos, emperadores, dictadores y presidentes— personajes excepcionales que imprimieron su huella en el acontecer de México, pero sobre todo hombres reales, con virtudes y defectos, alejados de la imagen engañosa del “héroe de bronce” fabricado por la historia oficial.

Y después de este preámbulo debemos preguntarnos ¿existen héroes en la historia de nuestro estado?, ¿cuál fue su desempeño en el acontecer político y social de Baja California Sur? Desde luego, si nos atenemos al concepto de lo que son los héroes, la respuesta es afirmativa, sobre todo en el periodo independiente de nuestro país, en los siglos XIX y XX.

Un héroe sobresale durante las guerras de las intervenciones norteamericana y francesa. Se trata del general Manuel Márquez de León, defensor de la soberanía nacional en los años de 1847 y 1848 contra las fuerzas invasoras norteamericanas y después, en 1862 a 1867, combatiendo contra los invasores franceses. Cuando el filibustero William Walker en 1853 se apoderó de La Paz, Márquez de León preparó un contingente para rescatar a la ciudad. Y en 1879 se opuso con las armas al gobierno dictatorial del presidente Porfirio Díaz. Durante toda su vida fue un ardiente defensor de la soberanía nacional, alertando sobre el peligro de la dominación de los Estados Unidos.

También en la guerra de la intervención norteamericana, por sus hazañas, son considerados héroes Manuel Pineda, José Antonio Mijares, Vicente Mejía, José Matías Moreno, incluso los padres dominicos Vicente Sotomayor y Gabriel González, por el sólo hecho de haber defendido a riesgo de su vida la soberanía sudcaliforniana.

Y ya en los principios del siglo XX, destaca la figura del general Félix Ortega Aguilar continuador de la Revolución Mexicana, después del artero asesinato del presidente en funciones don Francisco I. Madero. Y claro, otros hombres que lo acompañaron como Martiniano Núñez, Hilario Pérez, Benito Estrada y otros más. Por sus virtudes y participación en el movimiento revolucionario puede considerarse heroína la señora Dionisia Villarino y también por sus grandes cualidades como educadora a la maestra Rosaura Zapata Cano.

En nuestro estado han existido mujeres y hombres notables cuyas acciones son reconocidas por nuestra sociedad. Los restos de siete de ellos se encuentran en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Y desconozco si cinco de ellos, con excepción de Márquez de León y la maestra Zapata, pueden considerarse como héroes. Me refiero al general Agustín Olachea Avilés, los maestros Jesús Castro Agúndez y Domingo Carballo Félix, el historiador Pablo L. Martínez y el revolucionario Ildefonso Green. Se les ha denominado Ilustres como lo son otros sudcalifornianos de nuestro pasado lejano y reciente. Mauricio Castro, Filemón C. Piñeda, Gastón J. Goureaux, Agustín Arriola, Francisco Cardoza Carballo, Félix Alberto Ortega Romero, Néstor Agúndez Martínez, etc.

Pero en Baja California Sur existen muchos héroes anónimos defensores de nuestro patrimonio. Se trata de los que forman parte de las organizaciones no gubernamentales que están luchando a capa y espada por la conservación del medio ambiente de nuestra tierra. Ellos se han opuesto con valentía a los megaproyectos turísticos de Balandra, El Mogote, Cabo Pulmo y El Tecolote. Y están en protesta permanente contra la minería tóxica de Los Cardones en la zona de la sierra de La Laguna. Seguramente la historia los tomará en cuenta por sus actos heroicos.

Ahora bien, en lo que se refiere a mis libros y folletos relacionados con el pasado sudcaliforniano, todos tienen las características de lo que se ha dado en llamar historia anticuaria e historia de bronce. La razón de ello es muy sencilla. Dada mi profesión como profesor de educación primaria y después como maestro en las escuelas secundarias y preparatorias, mi intención fue escribir textos con intención didáctica, dirigidas en especial a los niños y los jóvenes de nuestra entidad.

Así aparecieron la geografía del Territorio de Baja California en 1970, después la Historia del Estado de Baja California Sur, en 1975 y en los años siguientes las biografías del general Manuel Márquez de León, Rosaura Zapata Cano, del general Agustín Olachea Avilés y del historiador Pablo L, Martínez. También en el 2008 apareció el libro “Tres hombres ilustres de Sudcalifornia” con las semblanzas del padre jesuita Jaime Bravo, Agustín Arriola y Manuel Márquez de León.

En el año de 2006, influenciado un poco con las nuevas corrientes historiográficas publiqué “La historia del Municipio de La Paz” y el año pasado—2014—el más reciente que se llama “El P. Gabriel González y otros ensayos”. Tengo un libro por el que siento especial predilección. Se trata de los “Relatos de la California Mexicana” en el que, además de narrar los hechos y la actuación de diversos personajes, incluyo reflexiones personales sobre los procesos que se llevaron a cabo en los diversos periodos de la historia bajacaliforniana.

Como podrán darse cuenta, yo coincido con Ignacio del Río y con Enrique Krauze de que los héroes son necesarios y deseables, sobre todo en el presente donde las influencias del poder transnacional y sus afanes de dominio amenazan la independencia de los países y. en el caso de Baja California Sur, la presencia cada vez mayor de extranjeros apropiándose de nuestra tierra, exigen que recordemos a las mujeres y los hombres que en el pasado defendieron las mejores causas de los sudcalifornianos, en especial la defensa de su soberanía.

Aunque muchos confiados políticos e intelectuales dicen que no hay peligro por los procesos de la transculturación, lo cierto es que hay señales alarmantes de la pérdida de identidad a todo lo largo de la península. Lo prueba la publicidad de la propaganda turística en inglés refiriéndose a nuestra entidad como Baja Sur. Una revista que se edita en la parte sur del estado se anuncia como Los Cabos, Baja Sur, México. Y ya es común en cualquier evento deportivo utilizar los términos baja sur como sinónimo de Baja California Sur. Y, en el peor de los casos organizar concursos y exhibiciones deportivas con nombres en inglés.

Desde hace varias semanas los periódicos han dado cuenta de eventos con los nombres de Score Baja Sur 500, I trail Run en San Bartolo, Off Road Baja Sur 500 en Loreto, Warriors Baja Race 2015 en La Paz.

En un mapa de Baja California que una empresa particular editó hace tiempo, dice en inglés “Visit Baja Sur” y un Atlas Topográfico publicado en 1991 en la Joya, California lleva el nombre de “Baja Explorer”. Así podemos mencionar otros casos donde los términos en inglés están en todas partes. En los nombres de los comercios, en los hoteles, en las propiedades rústicas, etc.

Por eso, es necesario que todos, niños, jóvenes y adultos, convertidos en héroes anónimos, hagamos un frente común a fin de defender lo que por tantos años atrás nos legaron nuestros antepasados. Las generaciones futuras seguramente nos lo agradecerán.

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