Dice en sus memorias Vicente Lombardo Toledano que hay
dos formas para hacer de la política una profesión: vivir para la política o
vivir de ella. El segundo se coloca en el nivel más burdo, esto es, en el nivel
económico; se vale de ella para convertirla en fuente permanente de ingresos En
cambio, quien vive para la política cuenta con una situación económica
independiente de aquellos ingresos que pueda percibir de la política.
Y esto viene a cuento por la diversidad de candidatos
que se postulan para ocupar un puesto de elección popular para gobernadores,
diputados federales y locales y presidentes municipales. Unos con experiencia
en la función pública; otros sin experiencia pero con ganas de tenerla. Pero
muchos de ellos, sino es que la mayoría, piensan vivir de la política, es
decir, no cuentan con recursos económicos propios que les permita vivir para la
política.
En el caso particular de Baja California Sur, las
candidatas y candidatos, con excepción de uno, han evitado dar a conocer su
situación económica por lo que se refuerza la idea de que piensan vivir de la
política. Lo cual, desde luego, no va en contra de sus aspiraciones aunque,
como dijo Carlos Hank González,” un político pobre es un pobre político”.
Con todo, yo quiero reconocer que pobres o ricos, con
experiencia o sin ella, todos desean lo mejor para elevar el nivel de vida de
sus conciudadanos, Al menos, en sus campañas así lo proclaman. A través de la
televisión, la radio, los medios impresos, las entrevistas y reuniones con sus
electores, plantean los principales problemas que aquejan a la sociedad y las
mejores formas para resolverlos. Cierto que, de hecho, muchas de sus propuestas
carecen de sustento real, pero como dicen prometer no cuesta nada.
Ya lo dijo en una ocasión Max Weber: “es de todo
cierto, y así lo demuestra la historia, que en este mundo no se arriba jamás a
lo posible si no se intenta repetidamente lo imposible” Y sigue diciendo: “Sin
embargo, la entrega absoluta a una causa sólo puede tener su origen en la
pasión y nutrirse de ella. Para ello, el político debe vencer la vanidad, que
se puede convertir en su principal enemiga. Los dos pecados capitales de un
político son la carencia de finalidades objetivas y la falta de
responsabilidad…”
En la actual campaña en nuestro estado sobresale la
participación de candidatas a puestos de elección popular. Al igual que los
hombres realizan actividades de proselitismo buscando el voto ciudadano. Son
mujeres que ya han tenido experiencia como legisladoras, como presidentas
municipales, como empleadas administrativas. Jisela Páez, Miriam Muñoz, Sandra
Luz Elizarrarás, Ana Luisa Yuen y Rosa Delia Cota Montaño, entre otras, buscan
representar al pueblo en los congresos federal y local y en los ayuntamientos.
Por lo que respecta al distrito II de La Paz donde
tengo mi domicilio son dos mujeres las candidatas: Miriam Muñoz Vargas y Ana
Luisa Yuen Santana. Personalmente no las conozco pero estoy enterado que son
hijas de dos estimados amigos ya fallecidos, el profesor Humberto Muñoz Zazueta
y Roberto Yuen Ham. Con sus mensajes “Baja California Sur me duele” y “Déjame
ser tu voz” pretenden ser representantes genuinas de los habitantes de este
distrito.
En cuanto a nuestra decisión para votar a favor de una
de las dos, quiero repetir una frase que dijo hace muchos años un analista
político: “votar es confiar, ya que no sólo se brinda un testimonio de
solidaridad, sino también una cuota de esperanza. La creencia de que el Partido
y el candidato sabrán hacer honor a los compromisos contraídos. Votar es
apostar a la eficiencia y la honradez del elegido, a quien se le entrega
directa o indirectamente la confianza…”
Mayo 07 de 2015
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