Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Del héroe José Antonio Mijares

Semanas atrás visité a la maestra Elizabeth Acosta Mendía en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez del que es directora, y entre otras cosas me platicó que estaba iniciando una investigación sobre la vida y la obra de José Antonio Mijares, el defensor de nuestra península durante la intervención norteamericana en los años de 1846 a 1848.

Mijares murió en el ataque que realizaron las fuerzas locales contra la guarnición de soldados norteamericanos que se habían apoderado de San José del Cabo. En su calidad de teniente de navío dirigió el ataque sin dar tregua a los invasores, aunque su arrojo y valentía lo costó la vida.

Considerado uno de los héroes que se distinguió en la defensa de esta región del país, junto con Manuel Pineda, Vicente Mejía, el padre Gabriel González y otros más, se ha pensado que sus restos puedan descansar en el Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres en esta ciudad de La Paz.

Es por eso que la maestra Acosta Mendía reunió toda la información disponible sobre este personaje, a fin de solicitar ante el H. Congreso del Estado emita el decreto para que José Antonio Mijares ocupe un lugar de honor en la Rotonda, donde recibirá el homenaje de todo el pueblo de Baja California Sur.

En esa ocasión de mi visita le dije que en el libro “Guía de manuscritos concernientes a Baja California en las colecciones de la biblioteca Bancroft”, escrito por Rose Marie Beebe y Robert M. Senkewics, aparecían varias fichas referentes a la muerte de Mijares. “Présteme el libro—me dijo de pronto—ya veré el modo de conseguir esos documentos”. Al día siguiente le llevé el libro donde encontró las fichas. Y hasta ahí el asunto.

Ayer, la visité de nuevo y ante mi sorpresa me mostró las fotocopias de los documentos cuyos originales se encuentran en la biblioteca Bancroft. “Cómo le hizo—le pregunté, porque sabía lo difícil que es conseguir información de esa institución dada la lejanía de nuestra ciudad, a menos de tener oportunidad—y medios económicos-- para visitar la ciudad de San Francisco, en los Estados Unidos, donde se encuentra esa biblioteca.

--“No fue fácil—me explicó—tuve que echar mano de amistades que tengo en esa ciudad quienes amablemente acudieron a la biblioteca en busca de esos documentos. Después me los enviaron por correo electrónico” Y uniendo a su explicación me dijo “Aquí los tiene”. Y me regaló una copia de los manuscritos.

En efecto, en esos informes viene como murió Mijares en el ataque a los norteamericanos en San José del Cabo. Pero también incluyen un dato revelador de la actuación de dos guerrilleros en esa acción. Dice así: Comunico que Vicente Mejía comprometido con la Comandancia General de Sonora y los pueblos de Baja California para hacer la defensa del país, y el padre Vicente Sotomayor, comprometido con la Comandancia de Sonora y Sinaloa al grado de decir “que colgaría los hábitos para empuñar la espada y que ponía todos sus intereses a disposición del gobierno para sostener la integridad territorial”, no solo no habían cumplido con su promesa, sino que el primero por su infamia y cobardía en la acción de San José del Cabo, había resultado la muerte del valiente y 1er Tte.de la Armada Nacional Don Antonio Mijares, renunciando enseguida por separarse de las armas estando en el centro del enemigo , declarando que lo hizo por hallarse completamente acobardado, circunstancia que no vio antes de tomar las armas…”

En cuanto al segundo dice: Ni siquiera vio la cara al enemigo y que cuando oía decir que se acercaba donde él estaba corría despavorido y que en un lance estuvo cuasi metido en un cañaveral desapareciéndose repentinamente sin saberse que rumbo había tomado…”

Este comunicado dirigido al alcalde de Comondú por el Comandante General Pineda, revela secretos de la actuación de jefes de las guerrillas bajacalifornianas aunque, por ser informes de terceras personas, se debe ser cauteloso al admitirlos. Aún así…

Diciembre 05 de 2018.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Algo para recordar

El viernes pasado, 23 de noviembre, asistí a Ciudad Constitución para presentar el libro “Salvador González Moreno, pionero del Valle de Santo Domingo”, de mi autoría. Como en anteriores ocasiones el evento se efectuó en la Casa Amarilla y fue organizado por uno de sus hijos Rubén y el ayuntamiento de Comondú.

A las cinco de la tarde con un numeroso público, los familiares de don Salvador entre ellos y la presencia del presidente del ayuntamiento de Comondú, el doctor Walter Valenzuela y otros funcionarios, dio principio la presentación a cargo del profesor Leobardo Arce González y del cronista José Soto Molina.

Leobardo expuso parte del contenido del libro y José, por su parte, hizo mención de la importancia de conocer la historia de los hombres que a base de esfuerzos lograron hacer producir la tierra del Valle de Santo Domingo. También hizo mención de mi carrera como escritor y recordó otro libro anterior que escribí sobre esta región del estado de Baja California Sur.

El evento fue cálido y emocionó a los presentes cuando Irazema Arce, una de sus nietas e hija de María del Refugio González, cantó un corrido de su inspiración que fue ovacionado por el público. La composición se llama “A los González” y termina así: “Vuela, vuela, palomita/ por todos los pastizales/ ve y dile a mis abuelos/ que orgullosos estamos/ del apellido González.

Como en toda presentación, como autor autor hice uso de la palabra y en esta ocasión, llevado de la presencia de las hijas e hijos de don Salvador, Juanita, María del Refugio, Evarista, Beatriz y desde luego Rubén, además de nietos y bisnietos, solo tuve palabras de agradecimiento por haberme permitido escribir un poco sobre la vida y la obra de uno de los primeros pioneros que llegaron al Valle de Santo Domingo en el año de 1950.

--“El libro lo escribí con amor —les dije a los presentes— como un reconocimiento al hombre, quien junto con su familia y los demás colonos que fundaron el poblado Sebastián Allende, me aceptaron, me respetaron y me comprendieron como un maestro que por primera vez ejercía mi trabajo docente con los niños de ese poblado.

Y ahí, con la emoción reflejada en mi rostro, hice mención de Rubén, Evarista y Beatriz quienes fueron mis alumnos y hoy estaban presentes en este homenaje a su padre y de su querida madre, doña María. Después, al terminar la presentación, saludé a muchos familiares de don Salvador, entre ellos a Juan José, quien radicado en la ciudad de Guanajuato, viajó especialmente a fin de estar en este acto en honor a su abuelo. Así como también a la esposa e hijos de Adolfo González que viven en Puerto San Carlos.

--Soy María —me dijo al saludarme— la hija de Juana. Y entonces recordé que durante mi estancia en el poblado Sebastián Allende, fue la primera que nació en ese lugar para alegría de todos los colonos. Ella también se convirtió en la primera sudcaliforniana descendiente de padres jalicienses, un hecho de relevante importancia por todo lo que significa la identidad de los habitantes de esa región.

Y de una tierra que los acogió y les abrió sus entrañas para que la hicieran fructificar. Una región generosa que abrió sus brazos para recibir los despojos de muchos colonizadores —y también sus esperanzas de vida— pero que dejaron para la posteridad, además de su ejemplo de tenacidad, hijos y nietos que hoy forman las nuevas generaciones de comundeños.

El libro que se presentó incluye texto de la vida y la obra de don Salvador, fotografías y documentos inéditos, además de la letra del corrido compuesto por Irazema. Al final del texto escribí:

“Salvador González Moreno está sepultado en una tierra ajena a la que nació. Pero tengo la convicción de que eso hubiera preferido ya que fue la tierra donde logró con creces el bienestar de su familia y de otras que lo acompañaron al Valle de Santo Domingo, en 1950. Es la buena tierra que abriga a las mujeres y los hombres en agradecimiento por convertirla en una fuente de vida. Es la buena tierra que cada año florece, para reflejar, en sus frutos, la presencia de hombres valientes como don Salvador González Moreno”.

Noviembre 25 de 2018.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Los talleres gráficos del municipio de La Paz


La noticia me causó sorpresa, aunque era previsible por la situación económica del ayuntamiento de La Paz: los talleres gráficos han sido suspendidos debido a que ocupaban un local rentado y el personal que lo atendía fue reubicado en otras dependencias del ayuntamiento. Y la maquinaria, maquinaria moderna guardada en el área de Comunicación Social.

Los talleres gráficos del ayuntamiento siempre han sido una parte importante de su administración. En ellos se imprime la papelería de diversas dependencias como la dirección de tránsito, la tesorería, oficialía mayor y el cabildo. También elabora folletos de información y en ocasiones, con la autorización del presidente municipal, la impresión de libros de diferente contenido.

A partir del año de 1972 en que se reinició la vida municipal de La Paz, el ayuntamiento contó con una modesta imprenta para sus necesidades más urgentes. Pero, además, atendió aspectos de difusión cultural elaborando folletos relacionados con la historia de nuestro estado y del propio municipio.

En el primer ayuntamiento presidido por el ingeniero Alfonso González Ojeda se editaron 14 cuadernos de divulgación histórico-cultural, entre ellos La Paz de Antaño de Rogelio Olachea, La calle en que vivimos de Eligio Moisés Coronado y Vergel Poético de Baja California Sur.

En el segundo ayuntamiento en la Colección Cabildo apareció el texto Descripción de la Antigua California de Joaquín Velásquez de León y el libro Las Misiones de Baja California de Miguel Mathes, edición en español e inglés. Y así, cada uno de los ayuntamientos hasta el año de 2018, publicaron textos de autores paceños, aunque unos lo hicieron más que otros.

Al respecto es necesario aclarar que algunas obras no fueron impresas en los talleres gráficos del municipio, pero formaron parte de su programa editorial. Tal fue el caso del libro Reglamento para el gobierno de la Provincia de Californias, 1781, de Felipe de Neve, editado en España y patrocinado por el VIII ayuntamiento. O la colección de cuatro libros de la autoría del licenciado Manuel Torre Iglesias, en la administración del III ayuntamiento.

En lo particular estoy agradecido por la oportunidad que me brindaron varios ayuntamientos a fin de publicar algunos de mis libros. En el 2001, a raíz de mi nombramiento como cronista del municipio de La Paz, los talleres gráficos imprimieron Calles y monumentos de la ciudad de La Paz y “Casos y cosas del municipio de La Paz. En el XI ayuntamiento aparecieron los libros La Paz y sus historias y Mitos, leyendas y tradiciones sudcalifornianas. En el XII ayuntamiento se editaron Historia del Municipio de La Paz y Narraciones de ayer y de hoy. Y en el IX ayuntamiento aparecieron El P. Gabriel González y otros ensayos y Relatos de la California Mexicana.

Por cierto este último ayuntamiento adquirió la moderna maquinaria con impresoras computarizadas y durante la administración del licenciado Armando Martínez Vega, se publicó mi libro Aconteceres de Baja California Sur, en el año de 2017.

Ahora, con la suspensión de la imprenta municipal desconozco si se le buscará un local adecuado que no afecte las finanzas del ayuntamiento que preside Rubén Muñoz Álvarez. O sí, como lo proyecta el actual director del Instituto Municipal de Cultura, Rolando Placier, formará parte de esa dependencia como apoyo fundamental de su programa editorial-

Yo he externado la opinión de que el costo de mantenimiento de los talleres puede solucionarse por medio de maquilas, tal como lo hace le imprenta del gobierno del estado el que, apoyado en el reglamento de esa institución, permite la impresión de obras mediante un presupuesto adecuado. El personal capacitado ya lo tienen, por lo que debe considerarse el funcionamiento de los talleres gráficos que han formado parte, desde siempre, de la administración municipal. Habrá que esperar.

Noviembre 19 de 2018.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Una oposición firme

No, no se trata de cuestiones partidarias, la oposición se refiere al establecimiento de industrias mineras a cielo abierto a las que se les ha dado en llamar “minerías tóxicas”. Y es a propósito de lo dicho por el gobernador Carlos Mendoza Davis en su tercer informe de gobierno.

En su comparecencia afirmó “Mi posición es indeclinable: no validaré ningún proyecto que comprometa nuestros recursos naturales. Ninguna inversión lo vale. El patrimonio ambiental de nuestros hijos no tiene precio. No está a la venta” La alusión era clara, refrendó su oposición a la minería tóxica y a la depredación de los mares sudcalifornianos y sus lechos marinos.

Instituciones y grupos de ciudadanos se han identificado con esta enérgica postura del gobernante, entre ellos los senadores por Baja California Sur, miembros del congreso local y, de manera radical las asociaciones civiles como El frente ciudadano en defensa del Agua y de la Vida. Y, de manera particular, el pronunciamiento de los diputados Elizabeth Rocha Torres y José Luis Pérpuli Drew.

En ocasión de la visita al pueblo de Loreto en el pasado mes de octubre, presentaron ante el pleno de la XV Legislatura una iniciativa a fin de modificar los artículos 2 y 148 de la constitución política del estado, con el objeto de que los gobiernos municipales no autoricen el uso del cambio de suelo a proyectos mineros metalúrgicos alguno, y que utilice en su proceso de lixiviación cianuro, mercurio y cualquier otra sustancia que pueda contaminar los suelos y las aguas.

Los habitantes de todo el estado han estado pendientes de este intento de establecer ese tipo de minas en el suelo sudcaliforniano. Y va ya para varios años en que renuevan esos aviesos propósitos llevados de las ganancias que obtendrán a costa de depredar la naturaleza de esta región de nuestro país. Con sus influencias ante las autoridades mineras del gobierno central, están tercos y dispuestos a establecer ese tipo de minas en nuestro suelo. En contubernio con empresas extranjeras han conseguido concesiones mineras a todo lo largo y ancho de nuestra península.

Pero como ha expresado el gobernador Mendoza Davis la explotación de la minería tóxica no se va a poder, porque todos los buenos sudcalifornianos nos opondremos a ella. Así que es mejor que le busquen por otro lado, porque aquí nanay.

Por cierto, la iniciativa con proyecto de decreto de los diputados Rocha Torres y Pérpuly Drew está muy bien fundamentada. En los considerandos llaman la atención sobre la contaminación de los suelos, del agua superficial, del agua subterránea, de la flora y de la fauna, además de los cambios en el microclima y el impacto social y económico en la población.

Ojalá la legislatura local apruebe esta iniciativa y se reformen y adicionen los artículos 2 y 148 de nuestra constitución. Ojala, porque a veces, la codicia origina lamentables decisiones que afectan la conservación de nuestro medio ambiente. La iniciativa convertida en decreto será el sustento legal para que los ayuntamientos nieguen el cambio de uso del suelo, un requisito que invalida todo intento de explotar la minería a cielo abierto en Baja California Sur.

De cualquier forma, se debe permanecer vigilantes ya que los grandes consorcios mineros siempre buscarán los resquicios para lograr sus maquiavélicos fines. Pero ante ello, el pueblo sudcaliforniano a una sola voz exclamará. ¡No pasarán! Y es que sin esperar la consulta ofrecida por el próximo presidente de nuestro país, nosotros,; los habitantes de Sudcalifornia ya decidimos: ¡No a la minería tóxica!

Mi reconocimiento a los diputados Elizabeth Rocha Torres y José Luis Pérpuli Drew por su manifiesta defensa de lo nuestro.

Noviembre 14 de 2018. 

viernes, 2 de noviembre de 2018

El Archivo Histórico Pablo L. Martínez

En nuestra ciudad de La Paz existe una institución cultural que resguarda parte de la memoria del pasado bajacaliforniano. Se trata del Archivo Histórico que lleva el nombre del maestro e historiador Pablo L. Martínez. Lo menciono porque ayer, por la mañana, se presentó la plataforma digital del acervo que resguarda, consistente en fondos documentales, fotografías, mapas y libros.

Con esta innovación tecnológica, además de facilitar la consulta utilizando los recursos electrónicos, esta institución se ha convertido en una de las mejores  de nuestro país, dado que cualquier persona puede acceder a esta información sin necesidad de acudir a ese recinto cultural.

Y esto nos lleva a recordar—ya lo he hecho en otras ocasiones—los orígenes de ese archivo que contiene documentos de los siglos XVIII, XIX y XX. Para ello retomo el recuerdo del historiador Miguel León Portilla quien en los años sesenta recorrió parte de la península de la Baja California. Dice él, que en La Paz preguntó por el archivo histórico y ante la ignorancia, alguien recordó que en la azotea de la cárcel, en un cuarto, había muchos papeles viejos. Al estarlos revisando, encontró  el acta de adhesión de la California a la República Federal, de 1824, México.

Encontró otros valiosos documentos del siglo XIX, algunos con rastro de sangre. Al preguntar sobre ello le explicaron que ahí castigaban a los presos a base de golpes haciéndolos sangrar, y se limpiaban con esos “papeles”. Por la importancia de ese acervo ignorado hasta ese entonces, el doctor León Portilla le ofreció la colaboración del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM al gobernador Hugo Cervantes del Río a fin de organizar ese archivo.

Dos maestras enviadas para el efecto capacitaron al personal que se encargó del rescate y clasificación de los documentos. Así nació el Archivo Histórico de La Paz que funcionó en diversos lugares, entre ellos la Unidad Cultural Profesor Jesús Castro Agúndez, en la planta alta. Y ya a partir del 5 de noviembre del 2013 ocupa un edificio propio en la misma Unidad.

Pero los documentos que encontró el doctor León Portilla tienen una historia vieja por los continuos peligros a que se vieron expuestos en el siglo antepasado. En 1822, cuando Loreto fue invadido por corsarios chilenostripulando el barco El Araucano, muchos documentos de la época de los misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos fueron sustraídos por ellos. Después, durante la guerra con los Estados Unidos en 1847 y 1848, los invasores se apropiaron de importantes documentos que fueron a parar en las bibliotecas de ese país. Posteriormente, en 1853, el aventurero William Walker al apoderarse de La Paz, permitió que sus soldados hicieran cartuchos con ellos. Y el colmo, cuando se retiró de nuestra ciudad con rumbo a Ensenada cargó con todos los documentos, junto con el gobernador Rafael Espinoza.

Afortunadamente, Espinoza logró convencer al capitán del barco para que los regresara a La Paz. Así, entre sobresaltos e indiferencia de los gobiernos en turno, el archivo documental perduró hasta el año de 1928 cuando el general Amado Aguirre, gobernador en funciones, hizo lo posible por organizar los documentos existentes, incluso mandó editar un libro en el que se incluyeron algunos de los más importantes.

Prueba del valioso acervo documental del AHPLM son los libros publicados por investigadores de la UABCS, de la Asociación de Escritores y particulares, como los que publicaron recientemente Rosa María Mendoza, Edith González Cruz, Eligio Moisés Coronado y Gilberto Ibarra Rivera.

Cabe el privilegio de la maestra Elizabeth Acosta Mendía, directora del AHPLM, dirigir una institución que resguarda una parte trascendente del pasado de Baja California y, en especial, de Baja California Sur. Acervo que con la plataforma digital podrá ser consultada en todo el mundo.

Por otro lado, vale la información que el 11 de enero de 1972 se le impuso el nombre del historiador Pablo L. Martínez, como un homenaje permanente a su calidad de ilustre sudcaliforniano y cuyos restos descansan en la Rotonda de esta ciudad de La Paz.

Noviembre 01 de 2018.

sábado, 27 de octubre de 2018

Los libros y la Baja California

Ayer, por la tarde noche, Eligio Moisés Coronado presentó su nuevo libro “California del sur bibliográfica”. Fue una edición del Archivo Histórico Pablo L. Martínez y los que lo acompañaron en la presentación fueron los escritores Olga Freda Cota Gándara y Rubén H. Sandoval.

A Eligio Moisés se le vio de buen humor y con cara de satisfacción. Y como no, si esta obra se suma a otras tantas publicadas en años anteriores de su autoría, todas referentes a California y a Baja California Sur. Por falta de espacio solamente mencionaré dos, “Descripción e inventarios de las misiones de Baja California, 1773” y “La rebelión de los Californios”, este último editado en Madrid, España.

Las fichas bibliográficas que aparecen en su libro suman 185,        incluyendo autores locales, nacionales y extranjeros. “Y faltan aún otros más —acotó el autor— porque las obras referentes a California son innumerables”.  Así es que aparecen las que consideró más importantes, para conocimiento de los estudiantes, de los investigadores y personas interesadas en la historia de esta región de México.

Eligio Moisés recordó que anteriormente Ellen C. Barrett había escrito un libro al que tituló “Baja California Collection” con la inclusión de cinco mil fichas bibliográficas referentes a la historia, geografía, arqueología, flora y fauna, industria, economía etc. y que un alto porcentaje de estas obras son de autores norteamericanos, entre ellos Harry Crosby, Peter Gerhard, Albert B. Niesser y Ernest J. Burrus.

Tenía interés por conocer este libro de Barrett y en una ocasión en que visité la casa de mi buen amigo Ricardo García Soto, al platicarle de mi interés por esa obra, me dijo, de pronto “yo lo tengo y si quieres te lo presto”. Lo tuve en mi poder varias semanas y pensaba que con eso de que lo prestado es pariente de lo dado, a lo mejor olvidaba que me lo había facilitado. Pero no, en la primera ocasión me recordó lo del préstamo y muy a mi pesar se lo devolví. Y es que libros como ese es muy difícil conseguirlos.

Por eso, ahora que Coronado dio a conocer los principales libros que se han escrito sobre Baja California me haré de un ejemplar dado que es una obra de gran interés bibliográfico. Aunque muchos de esos libros —algunos en español y otros en inglés— no pueda adquirirlos, porque se encuentran fuera del alcance de mi presupuesto. Por ejemplo, el libro “Antigua California” de Harry Crosby, escrito en inglés cuesta 65 dólares lo que significan 1300 pesos mexicanos.

Por otro lado y ante la imposibilidad de adquirir esos libros, se tiene por opción acudir a las bibliotecas públicas, pero estas no tienen en existencia esos ejemplares. Otra opción es preguntarle a los amigos investigadores, pero en caso de tenerlos no los facilitan por aquello de que “lo prestado…”.

En alguna ocasión comenté sobre la necesidad de reabrir la biblioteca de las Californias, un recinto especializado en libros sobre esta parte de nuestro país y que en mala hora un gobernante la clausuró. Decía yo que el acervo se podría enriquecer con donaciones de parte de los historiadores y de instituciones afines. Es cuestión de proponérselo al gobierno del estado a través del Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

No está demás felicitar a la maestra Elizabeth Acosta Mendía, directora del AHPLM por su interés en editar esa clase de libros dedicados a la Baja California, sobre todo ahora que intereses ajenos a nuestra identidad tratan de ignorar la historia  y con ella la palabra California, razón de ser de todos los que vivimos y amamos a esta tierra. Y claro, felicitar también a Eligio Moisés Coronado por este nuevo libro de su autoría.

Octubre 26 de 2018.

viernes, 19 de octubre de 2018

California, a secas

Tengo por costumbre leer por las mañanas la sección de opinión del periódico El Financiero que se edita en la ciudad de México. Ahí escriben periodistas de buen prestigio como Raymundo Riva Palacio, Enrique Quintana, Pablo Iriart y Salvador Camarena. Algunos de sus artículos interesantes los bajo de internet, los imprimo y sirven como fuentes de consulta para mis crónicas.

Nomás que el artículo de Camarena publicado el 17 de este mes no me gustó, entre  cosas porque hace mención de una Baja sur que no existe en la división política de nuestro país. Lo malo es que sus artículos tienen mucha difusión y son leídos por infinidad de personas las que, al igual que yo, se preguntarán dónde queda esa entidad.

Quiero pensar que el señor Camarena es una persona culta y sabe que no existe una Baja sur. O a lo mejor se imaginó que Baja California Sur lo cambiaron por ese otro y es por eso de su mención en el escrito de referencia. De todas formas es una equivocación que no debe repetir, dado que agravia a todos los que vivimos en esta tierra.

Ahora bien. ¿De dónde tomó el periodista los vocablos de Baja sur? La respuesta es fácil, ya que de unos veinte años acá, a raíz de la apertura al turismo internacional, la publicidad de hoteles, comercios e inmobiliarias difunden estos vocablos sin que haya ninguna autoridad que se oponga. Y eso que existe un decreto que lo prohíbe.

Por eso mismo, es común encontrar en las redes sociales o a través de los correos electrónicos los términos Baja sur. Así, por ejemplo, aparece una página llamada kpasapp que difunde una agenda de eventos culturales en español, pero también en inglés, Y se titula así: Eventos Baja Sur. ¿Se imaginan ustedes hasta dónde llega esa desinformación?

Algunos ignorantes dicen que el nombre de nuestro estado es muy largo y por eso se prefiere Baja sur. Más que ignorantes mal intencionados, pues quitan lo que identifica a esta tierra que es la palabra California. Historiadores como Carlos Lazcano, Eligio Moisés Coronado y Domingo Valentín Castro Burgoín, realizan una campaña permanente en defensa de nuestro nombre original, y para evitar confusiones e intereses de muy mala leche, dispersan la idea de que nuestro estado se llame California, a secas.

¿Pero, cómo? dirán, si ya existe una California en Estados Unidos. Y al hacerlo aparece el peine y el por qué lo de Baja sur. Hace muchos años, en 1980 para ser exactos, Francisco Arámburo Salas en su libro Siluetas de Sudcalifornia auguró que los gringos se quedarían con la palabra California y nos dejarían el término Baja. Y parece que para allá vamos si no se pone el remedio a tiempo. Ya ven lo que escribió el periodista Camarena.

Es que, como dice el proverbio, la costumbre se hace ley a base de repetirla. Y los que amamos esta tierra no estamos dispuestos a permitirlo. Antes al contrario, debemos iniciar una campaña de concientización entre los niños, los jóvenes y los adultos, a fin de que se olvide el término Baja y se recupere el de California. Los maestros y las autoridades tienen en sus manos esta responsabilidad.

Personas interesadas en el tema opinan que el nombre de nuestro estado puede ser el de California, Sudcalifornia, Antigua California o California del Sur. Cualesquiera, pero que no desaparezca el vocablo que nos identifica. Y vean ustedes la diferencia cuando expidamos una carta, un oficio u otro documento: Estado de California, México. O bien, Estado de Baja, México. Esto último para alegría de los malinchistas locales.

Vaya pues a lo que me ha obligado a escribir el señor Camarena. Ahora lo menos que puede hacer en desagravio es hablar un mucho sobre el origen de la palabra California. Verá que nos asiste la razón. Y mientras tanto sigo leyendo sus interesantes artículos.

Agosto 19 de 2018.

lunes, 15 de octubre de 2018

Amérigo Vespuccio, el ignorado

El día doce de este mes, como lo señala el dicho popular “pasó sin pena ni gloria” en nuestra ciudad y en otros lugares del estado. A lo mejor es por el paso de tiempo ya que son 526 años transcurridos desde que Cristóbal Colón descubrió el continente americano, en 1492.

Por cierto, un amigo curioso me preguntó de dónde había salido el nombre de América como se le conoce a nuestro continente, porque lo más adecuado es que le hubieran puesto Colombia o algo parecido en honor a su descubridor. Bueno —le respondí— el origen del nombre tiene una historia interesante.

En el año de 1502, un marino italiano, Amérigo Vespuccio, se embarcó en una flota que recorrió la parte sur de las tierras descubiertas por Colón, desde el río de Janeiro hasta la Patagonia argentina. En otro viaje llegó hasta el río de La Plata y ya en 1505, con el navegante Juan de la Cosa, continuó sus exploraciones en la parte sur del continente.

Con esas experiencias, escribió dos cartas a las que tituló “MundusNovus” en las que relata sus recorridos en los cuatro viajes que realizó. No se imaginó que estas misivas se convertirían en dos éxitos literarios que se tradujeron a muchas lenguas, además de que originaron un cambio radical en las ciencias geográficas de esa época.

Vespuccio, dueño de un amplio conocimiento del mundo conocido, insistió en que las tierras descubiertas por Colón no eran parte de Asia, sino una tierra completamente nueva. De esto se valió un grupo de geógrafos y poetas residentes en el monasterio de Saint Dié, en la región de Lorena, Italia, para bautizar al continente recién descubierto como América.

Pero ese bautizo no fue del agrado de muchas personas quienes acusaron a Vespucccio de plagiario y de ladrón. Una de ellas, el obispo Batolomé de las Casas dijo de él que era un envidioso que con malas artes le había robado la gloria a Colón. Pero fue el escritor inglés Ralph Waldo Emerson quién lo recriminó diciendo: “Sorprende que la América grande hubiera de llevar el nombre de un ladrón, Amérigo Vespuccio, vendedor de encurtidos en Sevilla…cuyo más alto rango naval fue el de segundo contramaestre en una expedición que no zarpó nunca, pero que logró ingeniarse en este mundo hecho de mentiras, para suplantar a Colón y bautizar medio planeta con su nombre nada honorable…”.

A Vespucio lo denigraron sin merecerlo. Con la creencia de que Colón descubrió las indias, creían que lo más propio era llamarle las Indias Occidentales, pero Amérigo propuso el de Nuevo Mundo. Que sus admiradores hayan insistido en nombrarlo América, iba más allá de su modestia y de hombre de ciencia.

Pero sus buenas intenciones no fueron escuchadas. A pesar de las rectificaciones históricas de connotados investigadores, todavía en el siglo XVIII no se borraba su mala imagen. Y así, poco a poco fue quedando en el olvido. Aún ahora, en pleno siglo XXI, cuando se habla del descubrimiento de América, sólo se hace mención de Cristóbal Colón y de pasadita de Vespuccio a quien no se ha dado el reconocimiento que merece.

A lo mejor por eso Germán Arciniegas, ensayista e historiador colombiano, ha escrito un libro sobre la vida y época de Amerigo Vespuccio, libro que tituló “América, 500 años de un nombre”. Y dice una verdad: en todas partes está el nombre de Colón—aquí en La Paz existe un Jardín de Niños—pero el de Amérigo está ignorado. Bien haría el ayuntamiento paceño poner su nombre en una de las calles de nuestra ciudad capital.                                            

Octubre 15 de 2018.

jueves, 11 de octubre de 2018

El alcalde del ayuntamiento paceño


Me gusta leer los artículos de la periodista Betty Zanolli que aparecen los domingos en el periódico “El Sudcaliforniano”. El del 7 de este mes se refirió a la reciente constitución de la ciudad de México que incluyó como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, la Alcaldía, en vez del municipio, tal como lo señala la constitución de nuestro país.

Haciendo historia, la periodista nos dice que la organización político-administrativa de la antigua Roma era el municipio, integrado por cuatro funcionarios. Con el paso de los siglos aparecerán los ayuntamientos y cabildos, estos últimos integrados por miembros de la comunidad. Así, afirma, ayuntamiento, concejo y cabildo, hundirán sus raíces en una misma fuente nutricia.

Y la referencia viene al caso porque con el nuevo ayuntamiento de La Paz se ha dado en llamar alcalde al presidente municipal que lo preside, en clara violación a lo que establece la constitución política de nuestro estado.

En 1971, cuando se reinstalaron los municipios en nuestra entidad—antes eran delegaciones—la división territorial fue de tres municipios, Mulegé, Comondú y La Paz, con ayuntamientos integrados por un presidente, un síndico y cinco regidores.

Conforme a ese decreto del presidente Luis Echeverría, cuando se promulgó la constitución de nuestro estado en 1975, se estableció en sus artículos 117 al 154 la creación de los municipios, sus funciones y su estructura administrativa. En el 135 especifica que los ayuntamientos se  integrarán por un Presidente, un Síndico, cinco regidores y los suplentes.

Con el paso de los años y con las reformas y adiciones que ha tenido nuestra constitución local, y también con la creación de los municipios de Los Cabos y Loreto, la integración de los ayuntamientos se ha diferenciado. El de La Paz se conforma con un Presidente, un Síndico y ocho  Regidores electos por sufragio universal directo, libre y secreto, mediante el sistema de Mayoría Relativa y  con cinco Regidores por el principio de Representación Proporcional.

En el caso de Loreto, el último de los municipios —1992— el ayuntamiento se integra con un Presidente, un Síndico y seis Regidores. En cambio el de Los Cabos está conformado por un Presidente, un Síndico y once Regidores. Comondú tiene, además del Presidente y el Síndico, nueve Regidores y el de Mulegé cuenta también con nueve Regidores.

Todo lo anterior es para demostrar que el nombre correcto del que preside el ayuntamiento de La Paz es el de Presidente y no Alcalde. En cambio en la ciudad de México, las anteriores delegaciones se convirtieron en demarcaciones territoriales que estarán a cargo de un órgano político administrativo denominado Alcaldía, que están integradas por un alcalde y un Concejo, electos por un periodo de tres años.

Las anteriores delegaciones como Iztapalapa, Álvaro Obregón, Milpa Alta y Xochimilco serán ahora demarcaciones territoriales a cargo de una Alcaldía. Es por eso el extrañamiento de la periodista Zanolli, porque en todos los estados de la república el Municipio es la entidad local básica de su organización territorial. Es, de acuerdo con el artículo 115 constitucional, la base de su organización política y administrativa.

Y cuidado con la costumbre. Algunos medios informativos y políticos que se supone bien enterados, han dado en llamar Alcaldesa a la presidente municipal de Los Cabos y no digamos aquí en La Paz. Y la costumbre puede llegar a tal grado que habrá ocasiones en que, por equivocación, cuando de firmar oficios se trate, se anteponga al nombre del responsable de la comuna paceña, el de “El Alcalde”.

Así que es mejor rectificar el título y llamarlo como debe ser: Presidente del XVI Ayuntamiento de La Paz, Lic. Rubén Gregorio Muñoz Álvarez. Aunque, como sucedió allá por los años veinte del siglo pasado, los concejos creados en lugar de las regidurías ayudaron con mucho a resolver los problemas financieros de los municipios.

Octubre 11 de 2018.


domingo, 9 de septiembre de 2018

La Sierra de La Laguna

Hace ya varios años, cuando se concedieron los permisos para el ascenso a la Sierra de La Laguna, dos de mis nietos, Guillermo y Vidal, se aprestaron para hacer el recorrido caminando. En eso estaban cuando otra de mis nietas Gabriela les dijo, de pronto, “yo también voy”. Fueron vanos los intentos para disuadirla, pues se montó en su macho, como popularmente se dice.

Así es que partieron los tres por la mañana de un día de diciembre. Por supuesto me tocó dejarlos al pie de la sierra y un día después esperarlos por la tarde, siempre con la preocupación de que no hubieran tenido ningún percance. Poco a poco iban bajando otros excursionistas hasta que por fin los divisamos todo sudorosos y fatigados. Y Gabriela con la sonrisa en los labios cuando me dijo “lo logramos abuelo”.

No conozco la parte alta de la sierra, aunque he recorrido las faldas de ella por el lado del Valle Perdido y el ejido San Simón, por esa zona donde se pretende explotar una mina a cielo abierto conocida como Paredones. Es una zona hermosa con grandes árboles y corrientes de agua que fluyen sin interrupción. En esta temporada de lluvias el campo reverdece y se llena de los trinos de las aves y de vacas contentas.

Por eso debo agradecer a Kennedy y mi nieta Marta las fotografías que me enviaron por internet de la sierra de La Laguna, fotos que quiero conservar y admirar por todo lo que significa en la conservación y defensa de esa región amenazada por intereses bastardos, como bien lo dice mi amigo Kennedy.

En el año de 1992, cuando escribí el libro “El molino de viento”, incluí varias leyendas como El Mechudo y La perla de la virgen. También apareció otra leyenda de mi autoría conocida como El lago sagrado de los guaycuras. Parte de su contenido es el siguiente:

“Cada año, en los meses de agosto y septiembre, los guaycuras acompañados de sus familias, especialmente de los hijos recién nacidos, iniciaban un largo recorrido para llegar a la cima de la Sierra de La Laguna, donde tenía lugar la ceremonia en honor a Guamongo, su dios hacedor de los cielos, la tierra y el mar”.

“Por diversos rumbos llegaban los grupos indígenas al lago sagrado. Por empinadas laderas y senderos peligrosos los hombres, las mujeres y los niños subían lentamente, mientras que los cardenales y los cenzontles alegraban con sus trinos los hermosos paisajes que se contemplan en la parte alta de la sierra”.

“Al llegar a su destino, las familias se aposentaban alrededor de la laguna, contemplando con admiración las transparentes aguas que ahí, en medio de frondosos encinos y pinabetos, se ofrecían como un paraíso para los agobios de los visitantes”.

“Horas después, repuestos de la fatiga del viaje, iniciaban las ceremonias en honor de Guamongo acompañadas de cánticos y bailables dirigidos por el Guama, el hechicero de la tribu. Al final de los actos rituales, las madres bañaban a sus hijos en la laguna, como una ofrenda a su dios y para que nunca dejaran de venerar y cuidar ese lugar, tan arraigado en sus costumbres y creencias”

La Sierra de La Laguna, un emblema del pueblo sudcaliforniano que no debe mancillarse por intereses ajenos a su identidad. Afortunadamente, las autoridades estatales y municipales han hecho un frente común y se han opuesto, respaldados por una ciudadanía responsable, a que se conceda el permiso de la empresa minera en esa región. ¡Bien por nuestro pueblo!

Septiembre 8 de 2018.

lunes, 27 de agosto de 2018

Los Cardones y la minería a cielo abierto

Por redes sociales se está dando a conocer el nuevo intento de la empresa InvectureGroup, cuyo principal accionista es el señor Ricardo Salinas Pliego de televisión Azteca, a fin de obtener el permiso para la exploración de una mina a cielo abierto en la zona denominada Los Cardones, localizada en la reserva de la biosfera de la sierra de La Laguna.

Se trata de una concesión mediante la cual se aprovecharán 506 hectáreas para la explotación de minerales, especialmente del oro. En años pasados se hicieron intentos de obtener los permisos, pero hubo un rechazo general a ese proyecto, por lo que las dependencias oficiales no dieron su autorización. Ahora, ante este nuevo peligro, de seguro la mayoría de los habitantes de esa región se opondrán respaldados por las asociaciones civiles que rechazaron anteriormente esas intenciones.

En esa zona existen muchos ranchos y poblados muy antiguos que pueden verse afectados si se autoriza esta concesión. Hablamos de El Rosario, el Valle Perdido, el ejido San Simón y otras comunidades en las faldas de la sierra de La Laguna. Pero lo más delicado es el daño ocasionado al medio ambiente que afectará no solamente las 506 hectáreas sino muchas más a su alrededor.

En la ocasión pasada, los grupos ambientalistas protestaron en diversas formas, además de que se editó un video resaltando los peligros originados por la minería a cielo abierto. Y es que en la explotación se utilizan y generan sustancias o elementos químicos altamente tóxicos, así como el desperdicio contaminante que dejan sobre el terreno conocidos como terreros, al igual que los depósitos de residuos llamados presas de jale, donde se depositan y acumulan las sobras de sólidos y líquidos generados en las operaciones de separación y concentración de minerales.

Por otro lado, y esto por el grave peligro a que se enfrenta esa región, es recomendable la lectura de un minucioso estudio sobre la minería tóxica, escrita por el doctor Arturo Cruz Falcón, quien expone un amplio panorama de la zona de la sierra de La Laguna y sus afectaciones por la minería a cielo abierto.

La protesta por las intenciones de InvectureGroup en Los Cardones debe ser inmediata, como también debe ponerse atención en otras regiones de nuestro estado dondeexiste la posibilidad de explotación minera por empresas mexicanas o extranjeras. Es el caso de la zona norte, por el lado del Océano Pacífico, donde existen yacimientos de oro y cromita.

La información proporcionada por las redes sociales hace responsable de la empresa minera al señor Ricardo Salinas Pliego, lo cual, a mi juicio, es un contrasentido. Lo digo, porque el grupo Azteca es uno de los principales promotores de la conservación del medio ambiente, realizando campañas en todo el país para llevar a cabo la reforestación. Además, realiza un intensa campaña social y educativa, integrando grupos musicales, instituciones educativas de alto nivel de aprendizaje y apoyando la construcción de  viviendas destruidas en el pasado terremoto.

El Frente Ciudadano en Defensa del Agua y de la vida se hará presente en las protestas por esta nueva intentona de los monopolios mineros, ya que su autorización afectaría a predios de esa zona como La Junta, Jesús María, El Bajío y el Aguajito. Y desde luego, se insistirá en la aplicación de las leyes estatales y municipales que hagan efectiva la prohibición de proyectos como es el caso de Los Cardones.

Sería conveniente que se aclare si en verdad Ricardo Salinas Pliego está involucrado en este proyecto minero, porque sería lamentable que un hombre que es promotor de las buenas causas de nuestro país, pretenda dañar el medio ambiente de la parte sur de nuestra entidad.

Agosto 27 de 2018.

martes, 21 de agosto de 2018

Un puente caído y el arroyo de El Palo


El año pasado, uno de los ciclones que llegó a nuestra ciudad derrumbó un pequeño puente un poco antes de llegar a la colonia Agua Escondida, por el camino que va a San Juan de los Planes. La fuerza del agua fue tal que arrastró grandes bloques de cemento y piedras con las que se había construido. En su lugar quedó un socavón y claro, interrumpida esa vía transitada por gran número de vehículos.

A un lado se improvisó un desvío que ha permanecido hasta la fecha, aunque desde la semana pasada una dependencia oficial ha iniciado los trabajos de reconstrucción, quitando la carpeta asfáltica de ambos lados del socavón y nivelando a base de excavadoras esos tramos. La gente piensa que todos estos trabajos van encaminados a la construcción de un nuevo puente, por lo que dicen que valió la espera.

Desde luego tiene que ser una obra de alta tecnología capaz de resistir el caudal de agua y la fuerza de la corriente de ese arroyo que baja de la sierra. Puentes como el que se encuentra en el bulevar Forjadores que ha resistido varios ciclones. O el que está llegando al aeropuerto.
Los arroyos que bajan de la sierra siempre han sido un serio problema para nuestra ciudad. Y en trágicas ocasiones, como el del Cajoncito que al desbordarse causó la muerte de cientos de personas cuando el ciclón Liza devastó a La Paz, el 30 de septiembre de 1976.

Cuando se empezó a poblar nuestra ciudad hace 200 años, este lugar estaba surcado por varios arroyos que en época de lluvias sus aguas corrían libremente hacia el mar. Con el paso de los años siguieron haciendo lo mismo, hasta que la urbanización los echó al olvido. Pero ahí están como un peligro latente para los habitantes de La Paz.

Los más conocidos son los de El Cajoncito, El Piojillo, El Palo y el Romerillal. Pero hay otros como el que pasa a un lado del panteón de los San Juanes, el de la 16 de septiembre y el que pasaba por la que hoy es la calle Rosales y desembocaba a un lado del hotel Los Arcos.

Con la triste experiencia del ciclón Liza, las corrientes de los arroyos de El Cajoncito y El Piojillo han sido desviadas construyendo canales con bastante profundidad que eviten su desbordamiento. Pero aun así no hay un cien por ciento de seguridad, por lo que las autoridades de protección civil de los gobiernos estatal y municipal están vigilantes de las familias que viven en los márgenes de esos arroyos.

En cuanto al arroyo que destruyó el puente de Agua Escondida y El Cardonal, no me queda muy claro si es el del Palo ya que es el último en la parte sur de la ciudad. En un plano de 1938 elaborado por el ingeniero Sebastián Díaz Encinas, aparece este arroyo en los límites de la ciudad localizado detrás del cerro Atravesado, un poco más allá dellibramiento Santiago Oceguera.

Fuera de los cartógrafos del gobierno del estado y del ayuntamiento paceño, el que puede dar santo y seña de los arroyos que atraviesan la ciudad de La Paz es el periodista Elino Villanueva González quien es el autor de un libro titulado “El ciclón Liza, Historia de los huracanes en B.C.S.” en el que hace una descripción de los arroyos que existen en nuestra capital.

Por lo demás, refiriéndonos al puente destruido, a lo mejor los trabajos que están haciendo son preparatorios, pues la construcción deberá esperar a que pase la temporada de los ciclones. Aunque entre más pronto mejor. Lo agradecerán todos los que transitan en esa zona de la ciudad.

Agosto 20 de 2018

lunes, 13 de agosto de 2018

El Museo de la Ballena

Una noticia aparecida en el periódico “El Sudcaliforniano” la semana pasada ha despertado el interés y la preocupación de varios sectores de la población de La Paz. El director de ese recinto cultural, Francisco Javier Gómez Díaz, informó que dado el alto costo del arrendamiento, han pensado trasladarse a otro estado a menos que el gobierno del estado o el ayuntamiento los apoye a fin de conseguir un local adecuado para albergar el museo.

El Museo de la Ballena tiene una historia singular. Fue inaugurado en 1996, después de múltiples gestiones ante las autoridades locales y federales, logrando levantar el local en los terrenos de la unidad cultural Profesor Jesús Castro Agúndez. La construcción se hizo en forma de cúpula geodésica, misma que llamó la atención por su originalidad.

La iniciativa del museo fue de Víctor Ramos Pocoroba, un promotor cultural que tocó múltiples puertas y encontró el respaldo de pintores, escultores y de la iniciativa privada hasta lograr que el museo abriera sus puertas a la población de La Paz. En su interior se colocaron muestras de especies relacionadas con las ballenas, colecciones de pinturas relativas, fotografías,textos sobre la historia de estos interesantes cetáceos y se organizaron visitas guiadas.

El nombre legal de este recinto fue el de Museo Comunitario de la Ballena, A. C. y estaba a cargo de una mesa directiva integrada por Víctor, Walterio Gil Flores, César Valdez Gerardo y otros más. En cuanto a su sostenimiento, se contó con la ayuda del Instituto Sudcaliforniano de Cultura y de las aportaciones que en forma voluntaria dejaban los visitantes.

Con el fin de darle mayor atractivo al lugar, se logró trasladar el esqueleto de una ballena que fue exhibida en una zona anexa al museo. Por su gran tamaño fue la admiración de los niños y aún de las personas adultas y uno que otro visitante extranjero. Platica Víctor Ramos, que fue tal el interés que despertó el Museo, que en un año llegaron a visitarlo 4,224 personas, algunas de ellas procedentes de países lejanos como Argentina, Chile, España, Francia, de los países nórdicos e incluso de Japón.

En 1999, cuando el licenciado Leonel Cota Montaño tomó posesión como gobernador de Baja California Sur, el señor Ramos Pocoroba fue removido de la dirección del Museo y en su lugar quedó encargado el señor Gómez Díaz quien en esos años había sido su ayudante. Pasado algún tiempo y en virtud de que la amplitud del local no fue suficiente para resguardar y exhibir los diferentes materiales relativos a las ballenas, la asociación civil tomó la decisión de cambiarse a otro edificio que resultó ser el que actualmente ocupa en el paseo Álvaro Obregón y la calle 16 de Septiembre. La renta, dice el actual director, es demasiada para sus posibilidades, aún con los cobros por derecho de visita.

Ante esta situación de carácter económico, han solicitado al gobierno del estado y al ayuntamiento de La Paz, se les destine un local lo suficiente amplio a fin de resguardar ese patrimonio, así como la exhibición de esqueletos de ese mamífero marino.

Ante la disyuntiva o amenaza de trasladar a otro estado el Museo de la Ballena, el presidente municipal electo, Rubén Muñoz Álvarez, prometió ayudarlos en ese sentido, evitando con ello el abandono de la ciudad. Por declaraciones del actual director están gestionando la oportunidad de trasladarse al Centro de Convenciones, cerca de la playa de Enfermería, para lo cual han hecho la solicitud al gobierno del estado.

Como quiera que sea, ese centro cultural con amplia difusión científica, debe seguir funcionando en nuestra ciudad. De 1996 a la fecha se ha convertido en un atractivo turístico que enorgullece a los habitantes de esta capital. Si continúa siendo asociación civil sus integrantes deben efectuar una gran campaña de sensibilización a fin de que, tanto las instituciones oficiales y privadas y la población en general, coadyuven a la permanencia del Museo Comunitario de la Ballena.

Agosto 13 de 2018.

viernes, 3 de agosto de 2018

El color de la memoria

La semana antepasada recibí una invitación que me resultó, de pronto, un tanto extraña. Mi esposa me dijo “te invitan a la presentación de un cortometraje sobre el barrio del Manglito”. Al día siguiente mi nieta Martha me reiteró la invitación indicándome el lugar “te vas derecho por la Sinaloa hasta llegar al mar. Será a las ocho de la noche, mañana sábado”.

Haciendo memoria recordé que en una ocasión, va para tres meses, un joven de barba llegó a mi casa con la intención de entrevistarme y que le platicara sobre uno de los barrios más tradicionales de la ciudad de La Paz. Lo hice, me dio las gracias y san se acabó. Y ahora resultó que parte de esa entrevista la incluyó en un cortometraje, mismo que proyectaría y fue por eso de la invitación.

Eso de que “hasta llegar al mar” me intrigó porque pensé ¿será en la playa”; pero no el lugar está donde antesestaba una empresa fabricante de cemento y a un lado la que fue la terminal del transbordador Salvatierra. Ahí, en una pequeña explanada habían acondicionado el espectáculo.

Cuando llegamos mi esposa y yo nos recibió una estimada amiga, la doctora Lawrence quien me presentó, bueno, ya lo conocía, al autor del cortometraje, mi tocayo Leonardo Luna. Me dio las gracias por mi asistencia y se disculpó por Ulises Martínez, el autor de los dibujos y pinturas que se incluyen en el trabajo, debido a un viaje imprevisto a la ciudad de Oaxaca, de donde es originario. Su nombre me resultó conocido, ya que también en una ocasión, junto con un grupo de pintores —los mismos que plasmaron hermosos murales en varias partes de la ciudad—, llegaron a mi casa a fin de que les hablara sobre aspectos históricos y culturales de nuestro estado.

¡Vaya —me dije— que bueno haber venido! Sentado en primera fila presencié, en compañía de numeroso público, no uno sino cuatro cortometrajes a todo color, narrados y con personajes que platicaron sus experiencias, muchas de ellas del pasado. En esa velada los autores recrearon los paisajes de la misión de San Javier, de Villa Hidalgo, del islote El Pardito con la familia de don Juan Cuevas. Y al final, El Manglito, donde aparece parte de la entrevista que me hiciera Leonardo Luna.

Al terminar las proyecciones, se concedió la palabra al público a fin de que opinara respecto a la calidad y el mensaje de los cortometrajes. Hubo alguien que preguntó sobre el financiamiento para elaborar trabajos de esta naturaleza a lo que Luna contestó “la ayuda la recibimos de organizaciones privadas y personas interesadas en esa clase de divulgación cultural. A veces, también nos da la mano el gobierno y los ayuntamientos pero es lo menos. Hoy, por ejemplo, la empresa “Marea” nos apoyó para esta exhibición”

Me llamó la atención la insistencia de Leonardo sobre la necesidad de conocer los diversos aspectos históricos, sociales y culturales de nuestro estado. –“En la medida —dijo— en que los conozcamos, podremos valorar con más claridad las raíces de nuestro pasado y de nuestro presente y sentir orgullo por las mujeres y los hombres que han hecho de esta región un lugar ideal para vivir”

Mencionó varias veces el concepto identidad como fuente de nuestras aspiraciones y la que permite desarrollarnos en un ambiente de libertad y amor por lo nuestro. Y claro, en eso estamos de acuerdo, sobre todo porque en los tiempos que corren, con eso de la globalización y las puertas abiertas para influencias extranjeras, lo único que queda es el afianzamiento de nuestra identidad como sudcalifornianos, y por eso toda acción que vaya en la conservación de ese deseo debe ser bienvenido, como es el caso del valioso trabajo de divulgación del grupo “El Color de la Memoria”.

Y, desde luego, mi ofrecimiento incondicional para colaborar en esa cruzada iniciada por Leonardo Luna y Ulises Martínez. ¡Enhorabuena!

Agosto 03 de 2018