Un
libro de la historia de México también fue su cumpleaños este 2020. Es un texto
que escribió el maestro Gregorio Torres Quintero en 1930 al que le dio el
título de La Patria Mexicana, dedicada
a los niños del tercer ciclo de enseñanza primaria. Lo editó Herrero Hermanos
Sucesores, de la ciudad de México en esa fecha.
Este
libro, resguardado celosamente en mi biblioteca, tiene una historia
interesante. En 1935, en mayo para ser exactos, lo compró mi padre cuando
estaba destacamentado en la ciudad de Tecate, en el distrito norte de la Baja
California. Lo sé porque en una de sus páginas está su firma y la fecha de su
adquisición.
Mi
padre, como militar anduvo de la ceca a la meca. Después de permanecer varios
años en Santa Rosalía —lugar donde por cierto nací en el año de 1930— estuvo en
Tecate, Culiacán, Mazatlán y por último en La Paz, lugar donde se retiró del
servicio activo de las armas. Y en todos estos lugares, con excepción de Santa
Rosalía, el libro de marras lo acompañó.
Cuando
terminé la carrera de profesor de educación primaria en 1950, mi padre me dio
como regalo el libro, por cierto en buen estado de conservación. Lo leí y lo
sigo leyendo por dos razones principales: es un buen recuerdo de él y razón de
mi afición por conocer la historia de México. Quien conoce el libro sabe que es
un texto magnífico, didáctico, que resume en breves lecciones con abundantes
imágenes el acontecer nacional, desde los indios y su civilización hasta el
término de la dictadura del general Porfirio Díaz. Contiene 498 páginas
incluyendo el índice.
Algunos
se preguntarán ¿quién fue Gregorio Torres Quintero? ¿Por qué escribió ese texto
para los niños? La respuesta, al menos para los profesores en servicio, es que
Torres Quintero ejerció la docencia durante gran parte de su vida. Originario
de la ciudad de Colima —1866— inició su profesión de maestro a los 17 años de
edad. Formó parte de los brillantes educadores mexicanos del siglo XIX, como
Enrique Rébsamen, Carlos A. Carrillo y Justo Sierra.
Los
viejos maestros lo conocimos porque fue el creador del Método Onomatopéyico que
sirvió para enseñar la lectura-escritura a los alumnos del primer grado. En mi
caso, lo utilicé en mis dos primeros años como maestro en el poblado Sebastián
Allende del Valle de Santo Domingo.
Torres Quintero fue un notable pedagogo, además de ser historiador y poeta. Fue
el creador de la Ley de Instrucción Pública y crítico incansable de los libros
de texto como sustituto del maestro, porque siempre creyó que la imagen del
docente era fundamental en la tarea educativa.
Bueno,
pero regresando al libro que este año cumple 90 años de haberse publicado, hoy
lo consulté con motivo del aniversario de la batalla contra los invasores
norteamericanos en el Castillo de Chapultepec, y la valiente participación de
los cadetes, quienes ofrecieron su vida defendiendo la soberanía de nuestro
país.
El
13 de septiembre de 1847, fecha en que murieron los niños héroes, es recordada
y de ella hace mención el libro del ilustre educador. Además de las imágenes de
los cadetes incluye la estrofa de un poema de Amado Nervo que dice:
Como renuevos, cuyos aliños
un viento helado marchita en flor,
así cayeron los héroes niños
ante las balas del invasor.
En
uno de los chubascos del siglo pasado, mi modesta casa se goteo y varios libros
se mojaron, entre ellos La Patria
Mexicana. Por esta causa está deteriorado —de por sí por el tiempo
transcurrido— con la imagen de la tapa semiborrada, algunas páginas rotas y
muchas quebradizas, pero aun así lo conservo ya que tiene la firma de mi padre,
Agustín Reyes Castellanos. Su herencia me convirtió en un enamorado de la
historia de nuestro país, historia que ha transmutado a la historia de Baja
California, de la cual soy un divulgador persistente.
Recuerdos
de un padre, de un libro y de los niños héroes de Chapultepec.
14 de septiembre de 2020.
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