La
democracia tal como se entiende en nuestro país se define en el artículo 3º
constitucional que a la letra dice “Se considera a la democracia, no solamente
como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de
vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del
pueblo”.
Concretamente,
la democracia es un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y su
derecho a elegir por medio del voto a sus gobernantes en quienes delega el
ejercicio de la misma. Es la democracia representativa conformada por los
poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
El
populismo por su parte, desconoce las instituciones, las libertades y las
leyes, ejerciendo su poder directamente con el apoyo del “pueblo”. Kurt Weiland
cuando se refiere al populismo dice que se trata de un líder que llega al poder
y se mantiene ahí con base en vínculos no organizados, con una masa heterogénea
de seguidores. Así, los elementos básicos del populismo son el liderazgo
personal y la falta de institucionalización del vínculo con los votantes.
Es
por eso que al no tener ese vínculo institucional, consideran a los demás como
amenazas y limitaciones de su poder y las tratan de eliminar a toda costa,
empezando por aquellas que por su vulnerabilidad son más susceptibles de
hacerlos desaparecer. Además ellos, los populistas, son los buenos y la
oposición son los enemigos enmarcándolos como neoliberales o conservadores, Lo
anterior da origen a la polarización que destruye al pluralismo y constituye
una amenaza para la democracia.
En
Latinoamérica, aunque existen en otros países del mundo, son y fueron gobiernos
populistas el de Evo Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela y Ortega en
Nicaragua. Enrique Krauzer aumenta la lista con otros dirigentes quienes anulan
la división de poderes, supeditan a los jueces, acotan la libertad de expresión
y buscan subvertir la democracia, como Nicolás Maduro, Jair Bolsonaro y Donald
Trump. También se refiere a López Obrador quien además de sus acciones
populistas se comporta como un redentor.
A
través de la vida independiente de nuestro país la democracia ha tenido sus
altibajos en los que los grupos políticos participaban para escalar puestos
públicos, sin tomar en cuenta las más de las veces a las leyes contenidas en
las constituciones de 1824, 1857 y 1917. Además, por los constantes movimientos
políticos acompañados de enfrentamientos armados los vencedores, con el afán de
conservar el poder, hacían caso omiso de las restricciones legales. Así fueron los
gobiernos de Ignacio López de Santa Ana y Porfirio Díaz.
Por
otro lado, y después de la presidencia de Francisco y Madero defendiendo el
lema de Sufragio Efectivo No Reelección, el sistema democrático empezó a
mejorar en su aplicación tanto en las elecciones de los presidentes de la república,
como los gobernadores y los integrantes del Congreso de la Unión. Una mejoría
que fue obstaculizada por los partidos, pero principalmente por el oficial que
con los nombres de PRN, PRM y PRI, el que desde 1928 hasta el 2000 frenó los
intentos democratizadores en el país.
Después
se inició la alternancia política al dar oportunidad a otros partidos políticos
como el Partido Acción Nacional, el Partido Auténtico de la Revolución
Mexicana, el Partido Socialista Unificado de México, El Partido Popular Socialista
y los últimos, el Partido de la Revolución Democrática y el Movimiento de
Regeneración Nacional.
Cierro
este artículo repitiendo las palabras de Roger Bartra, autor del libro Regreso a la jaula: “La condición postmexicana
que abrió el camino a la democracia se fue tejiendo durante muchos decenios,
siempre enfrentada al ejército de axolotes anclados en una identidad hostil a
la metamorfosis”
Ahora,
con las próximas elecciones del 6 de junio, el autor vaticina: “Si una gran
parte de la ciudadanía abandona el afecto por la democracia y se deja llevar
por las fanfarronadas populistas, el país entrará en una fase oscura de la
historia”.
Esta
advertencia cala, como otras tantas de críticos de nuestra situación actual,
para poner en alerta a la población con derecho a emitir su voto, pensando en
asegurar el porvenir de México con las armas de la democracia.