Ahora
que se ha hecho común recordar y comentar lo que es la democracia debido a los
últimos sucesos políticos, nos permite mencionar a Pablo González Casanova,
quien en el año de 1965 escribió el libro “La democracia en México”, texto que
para el año de 1986 llevaba 17 reediciones.
A
pesar del tiempo transcurrido, las ideas expresadas, los puntos de vista y las
reflexiones sobre el futuro de México tienen vigencia en la actualidad. Bien lo
dice en las palabras preliminares: “Reconocer nuestra realidad, acabar con los
fantasmas que nos asustan, con las simulaciones, con la retórica y la
propaganda que nos enajenan, con la falsa idea de que la mejor manera de amar a
México es ocultar sus problemas”.
Enrique
González Pedrero dice que “para entender lo que es la democracia hay que
conocer su significado: es el gobierno del pueblo. La democracia presupone la
protección jurídica del individuo frente al poder público. En la democracia no
se pierde el poder de una vez y para siempre, pero tampoco se gana para
perpetuarse en su ejercicio. Pero lo verdaderamente importante es que la
igualdad y la libertad del hombre, y con ellas su dignidad, están aseguradas y
garantizadas en un régimen democrático”.
La
democracia, según Enrique Krauze, es una forma de convivencia no una utopía, o
un evangelio de salvación, ni siquiera un programa positivo de gobierno.
Respira entre hombres libres que discuten, no entre hombres serviles que
trepan; hombres liberados de sus arquetipos no de sus sueños. La democracia no
es una panacea. Pero para México es ya el único camino para la reconciliación
nacional.
En
efecto, sobre todo en momentos de crisis, la práctica política es capaz de
soluciones a la unidad de propósitos de todos los mexicanos. Se debe confiar en
la gente, compartir el poder, pero desconfiar de las soluciones autoritarias
que entorpecen las vías democráticas.
Además,
la democracia es un poderoso motor para el desarrollo. Y en buena medida, los
procesos electorales son fundamentales para lograr la transformación por medio
de gobiernos basados en la participación popular.
En
este año de elecciones en nuestro país, donde están en juego gubernaturas,
diputaciones y ayuntamientos y la pugna entre partidos está en todo su apogeo,
se debe tener cuidado de no votar por partidos populistas o candidatos
ignorantes e ineficientes que originarían un pésimo gobierno. Si tal es el
caso, votar en contra de sistemas autoritarios, dictatoriales o autocráticos es
la ruta a seguir.
En
los tiempos que corren los ciudadanos están desilusionados de la democracia,
prefiriendo no participar en las elecciones a través de su voto. Olvidan que la
abstención entorpece cualquier proceso democrático. Lo hacen porque tienen la
idea de que los políticos mienten siempre y no se les puede creer nada. Y si lo
hacen, tal vez por desilusión, prefieren votar por partidos populistas o
radicales.
A
lo anterior debe sumarse la indiferencia de los políticos que conforman los
poderes de la Unión, a fin de resolver los graves problemas de la inseguridad y
de la corrupción que afectan sobremanera la sociedad actual. Es por eso el
rechazo a estos políticos y su forma de gobernar. Ellos, los ciudadanos, son
conscientes de que los partidos llámense Morena, PRI, PAN, PRD y otros, son por
naturaleza autoritarios que vulneran la validez de los órganos representativos
de la democracia, incluso desconocen los postulados de la Constitución que nos
rige.
Los
ciudadanos, el pueblo en general, tiene que volver a confiar en la democracia.
Está en su derecho de defender su libertad de expresión crítica ante el poder
absoluto de los presidentes. Con palabras del eminente historiador Daniel Cosío
Villegas: “El poder es una pasión, la libertad es un valor, quizá el valor
cardinal del ser humano. Sólo el gobernante que entienda esto a tiempo pasará a
la historia”
Se
ha dicho que hay dos principios democráticos básicos: el control popular sobre
la toma de decisiones públicas y de los que toman tales decisiones públicas. Y
el segundo la igualdad entre los ciudadanos. Los valores que entrañan estos
principios son la rendición de cuentas, la transparencia, la capacidad
gubernamental y la solidaridad social. Estos valores son útiles para evaluar en
la práctica cuan democráticamente funcionan las instituciones.
Todo
lo expuesto anteriormente puede servir para emitir juicios respecto a la
administración pública presente y actuar en consecuencia.
Abril 28 de 2021
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