CONFERENCIA DEL
PROFESOR LEONARDO REYES SILVA EN LA UABCS
21 DE ABRIL DE
2015
BUENOS DÍAS
Los héroes
siempre han acompañado a los hombres al través de la historia de la humanidad.
Si nos atenemos a su definición de que un héroe es una persona admirada por su
hazañas y virtudes, capaz de realizar actos que requieren mucho valor —actos
heroicos—, efectivamente la historia da cuenta de ellos desde los tiempos
remotos de la antigua Grecia y de Roma (Solón, Alejandro Magno, Pericles,
Jerjes, Pompeyo, Julio César, Cicerón) y conforme transcurren los siglos, en la
época medieval, en el renacimiento, en el modernismo, los héroes han estado
presentes y de diversas maneras han contribuido a las transformaciones de la
sociedad.
Los
héroes tienen una existencia histórica, es decir, son constructores de la
realidad que vivimos y aparecen en la medida de las necesidades de la sociedad
que los toma como guías, como ejemplos, como modelos, como legitimadores de las
injusticias y los abusos, como generadores de esperanzas. Además, y esto es
trascendente, son generadores de la identidad de los pueblos.
Tomas
Carlyle, uno de los grandes pensadores ingleses del siglo XIX —él murió en 1881—
es autor de seis conferencias que reunió en un libro que tituló “Los héroes, el
culto de los héroes y lo heroico en la historia”. Afirmó en esas conferencias
que todo lo importante que se ha hecho en la historia, ha sido la obra de los
grandes hombres. Los grandes periodos históricos, los grandes movimientos
religiosos o políticos, han sido la creación de los grandes hombres.
Pero
Carlyle concibe el surgimiento de las grandes personalidades debido a la
influencia del medio social. Representan una respuesta precisa, definida a las
circunstancias de la época que le ha tocado vivir, surgen en el momento que la
humanidad los necesita (Churchill, Lenin, Lutero, Hidalgo, Juárez) responden a
una necesidad moral y social. Son los salvadores de las grandes crisis
históricas, aparecen cuando todo amenaza derrumbarse, desplomarse (Churchill,
Carranza, Villa, Zapata). Por eso se les considera revolucionarios, porque
destruyen lo falso, lo quimérico, lo carcomido. Son iconoclastas porque
destruyen las falsas imágenes que han apartado al hombre de la realidad, del
verdadero sentido de la existencia.
Dice
el doctor Ignacio del Río que a los héroes se les tiene que suponer dotados de
cualidades de un orden superior que los constituyen en seres suprahumanos.
Figuras ideales, los héroes son, en último análisis la expresión de lo
imposible (Madero, Juárez, Nelson Mandela), quinta esencia de las cualidades
humanas, la representación de lo humano ideal, es decir, lo humano que nos
resulta inalcanzable.
Los
héroes lo son por la intensidad de sus convicciones, responden hacia aquello a
los que han sido llamados. A ellos no les importan los sacrificios, los
tormentos, los sufrimientos, las luchas que ha de librar contra la incomprensión
de los suyos, de su país, del mundo entero. Las más de las veces son figuras
solitarias que desafían a los problemas sociales y políticos de su tiempo.
La
crítica que se hace a estos conceptos sobre los héroes tiene que ver con las
nuevas concepciones de la historia, sobre todo por las nuevas corrientes
historiográficas de los Annales y la Historiografía Marxista, que ya no toman
en cuenta el acontecimiento político y el individuo como protagonista típico de
la historiografía contemporánea, sino por los procesos y las estructuras
sociales. Los historiadores de estas corrientes se adhieren a un modo de
escribir la historia desde el planteamiento de problemas a resolver o preguntas
a solucionar. Estos autores toman conciencia de que no están escribiendo sobre
el pasado reproduciéndolo fielmente, sino interpretándolo.
Al
respecto Ignacio del Río complementa lo anterior aclarando que muchos tenemos
una idea equivocada de que la historia es un conjunto de informes sobre hechos
humanos sucedidos y el historiador un mero trasmisor de ese tipo de
información. Sigue diciendo: “Cuanta gente cree que el saber histórico consiste
en una interminable lista de fechas y nombres de lugares y personas. No, el
objeto de la historia no es simplemente informar sobre los hechos del pasado,
sino de explicar aquellos procesos históricos, que las distintas generaciones
humanas vamos teniendo como determinantes y significativos. Explicar, asevera
Del Río, quiere decir no sólo dar cuenta sino también dar razón de lo sucedido.
Informar es lo fácil, explicar es el gran reto para los historiadores”.
Así
las cosas, independientemente de lo que pensaron historiadores y ensayistas,
hoy el culto a los héroes está sujeto a nuevos planteamientos. Enrique Krauze
en su libro “De héroes y mitos” dice que los héroes son necesarios y deseables,
pero así como en la infancia funcionaron como motores de ideales y de
imaginarios, en la adolescencia y en la madurez deberían ser revisitados para
que en nuestra conciencia los desmitifiquemos y finalmente podamos exhumar (y
con ellos traerlos a tierra firme) a los seres de carne y huesos que la
historia oficial elevó a un Panteón olímpico inmaculado, lejos de una
comprensión cercana y humana.
En
su serie de televisión que presentó hace varios añosa la que llamó “Héroes de
carne y huesos” recorre dos siglos de la historia de nuestro país a través de
sus hombres de poder —caudillos, emperadores, dictadores y presidentes— personajes
excepcionales que imprimieron su huella en el acontecer de México, pero sobre
todo hombres reales, con virtudes y defectos, alejados de la imagen engañosa
del “héroe de bronce” fabricado por la historia oficial.
Y
después de este preámbulo debemos preguntarnos ¿existen héroes en la historia
de nuestro estado?, ¿cuál fue su desempeño en el acontecer político y social de
Baja California Sur? Desde luego, si nos atenemos al concepto de lo que son los
héroes, la respuesta es afirmativa, sobre todo en el periodo independiente de
nuestro país, en los siglos XIX y XX.
Un
héroe sobresale durante las guerras de las intervenciones norteamericana y
francesa. Se trata del general Manuel Márquez de León, defensor de la soberanía
nacional en los años de 1847 y 1848 contra las fuerzas invasoras
norteamericanas y después, en 1862 a 1867, combatiendo contra los invasores
franceses. Cuando el filibustero William Walker en 1853 se apoderó de La Paz,
Márquez de León preparó un contingente para rescatar a la ciudad. Y en 1879 se
opuso con las armas al gobierno dictatorial del presidente Porfirio Díaz.
Durante toda su vida fue un ardiente defensor de la soberanía nacional,
alertando sobre el peligro de la dominación de los Estados Unidos.
También
en la guerra de la intervención norteamericana, por sus hazañas, son
considerados héroes Manuel Pineda, José Antonio Mijares, Vicente Mejía, José
Matías Moreno, incluso los padres dominicos Vicente Sotomayor y Gabriel
González, por el sólo hecho de haber defendido a riesgo de su vida la soberanía
sudcaliforniana.
Y ya
en los principios del siglo XX, destaca la figura del general Félix Ortega
Aguilar continuador de la Revolución Mexicana, después del artero asesinato del
presidente en funciones don Francisco I. Madero. Y claro, otros hombres que lo
acompañaron como Martiniano Núñez, Hilario Pérez, Benito Estrada y otros más.
Por sus virtudes y participación en el movimiento revolucionario puede
considerarse heroína la señora Dionisia Villarino y también por sus grandes
cualidades como educadora a la maestra Rosaura Zapata Cano.
En
nuestro estado han existido mujeres y hombres notables cuyas acciones son
reconocidas por nuestra sociedad. Los restos de siete de ellos se encuentran en
la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Y desconozco si cinco de ellos, con
excepción de Márquez de León y la maestra Zapata, pueden considerarse como
héroes. Me refiero al general Agustín Olachea Avilés, los maestros Jesús Castro
Agúndez y Domingo Carballo Félix, el historiador Pablo L. Martínez y el
revolucionario Ildefonso Green. Se les ha denominado Ilustres como lo son otros
sudcalifornianos de nuestro pasado lejano y reciente. Mauricio Castro, Filemón
C. Piñeda, Gastón J. Goureaux, Agustín Arriola, Francisco Cardoza Carballo,
Félix Alberto Ortega Romero, Néstor Agúndez Martínez, etc.
Pero
en Baja California Sur existen muchos héroes anónimos defensores de nuestro
patrimonio. Se trata de los que forman parte de las organizaciones no gubernamentales
que están luchando a capa y espada por la conservación del medio ambiente de
nuestra tierra. Ellos se han opuesto con valentía a los megaproyectos turísticos
de Balandra, El Mogote, Cabo Pulmo y El Tecolote. Y están en protesta
permanente contra la minería tóxica de Los Cardones en la zona de la sierra de
La Laguna. Seguramente la historia los tomará en cuenta por sus actos heroicos.
Ahora bien, en
lo que se refiere a mis libros y folletos relacionados con el pasado
sudcaliforniano, todos tienen las características de lo que se ha dado en
llamar historia anticuaria e historia de bronce. La razón de ello es muy
sencilla. Dada mi profesión como profesor de educación primaria y después como
maestro en las escuelas secundarias y preparatorias, mi intención fue escribir
textos con intención didáctica, dirigidas en especial a los niños y los jóvenes
de nuestra entidad.
Así
aparecieron la geografía del Territorio de Baja California en 1970, después la
Historia del Estado de Baja California Sur, en 1975 y en los años siguientes
las biografías del general Manuel Márquez de León, Rosaura Zapata Cano, del
general Agustín Olachea Avilés y del historiador Pablo L, Martínez. También en
el 2008 apareció el libro “Tres hombres ilustres de Sudcalifornia” con las
semblanzas del padre jesuita Jaime Bravo, Agustín Arriola y Manuel Márquez de
León.
En
el año de 2006, influenciado un poco con las nuevas corrientes historiográficas
publiqué “La historia del Municipio de La Paz” y el año pasado—2014—el más
reciente que se llama “El P. Gabriel González y otros ensayos”. Tengo un libro
por el que siento especial predilección. Se trata de los “Relatos de la
California Mexicana” en el que, además de narrar los hechos y la actuación de
diversos personajes, incluyo reflexiones personales sobre los procesos que se
llevaron a cabo en los diversos periodos de la historia bajacaliforniana.
Como
podrán darse cuenta, yo coincido con Ignacio del Río y con Enrique Krauze de
que los héroes son necesarios y deseables, sobre todo en el presente donde las
influencias del poder transnacional y sus afanes de dominio amenazan la
independencia de los países y. en el caso de Baja California Sur, la presencia
cada vez mayor de extranjeros apropiándose de nuestra tierra, exigen que recordemos
a las mujeres y los hombres que en el pasado defendieron las mejores causas de
los sudcalifornianos, en especial la defensa de su soberanía.
Aunque
muchos confiados políticos e intelectuales dicen que no hay peligro por los
procesos de la transculturación, lo cierto es que hay señales alarmantes de la
pérdida de identidad a todo lo largo de la península. Lo prueba la publicidad
de la propaganda turística en inglés refiriéndose a nuestra entidad como Baja
Sur. Una revista que se edita en la parte sur del estado se anuncia como Los
Cabos, Baja Sur, México. Y ya es común en cualquier evento deportivo utilizar
los términos baja sur como sinónimo de Baja California Sur. Y, en el peor de
los casos organizar concursos y exhibiciones deportivas con nombres en inglés.
Desde
hace varias semanas los periódicos han dado cuenta de eventos con los nombres
de Score Baja Sur 500, I trail Run en San Bartolo, Off Road Baja Sur 500 en
Loreto, Warriors Baja Race 2015 en La Paz.
En
un mapa de Baja California que una empresa particular editó hace tiempo, dice
en inglés “Visit Baja Sur” y un Atlas Topográfico publicado en 1991 en la Joya,
California lleva el nombre de “Baja Explorer”. Así podemos mencionar otros
casos donde los términos en inglés están en todas partes. En los nombres de los
comercios, en los hoteles, en las propiedades rústicas, etc.
Por eso, es necesario que todos, niños, jóvenes
y adultos, convertidos en héroes anónimos, hagamos un frente común a fin de
defender lo que por tantos años atrás nos legaron nuestros antepasados. Las
generaciones futuras seguramente nos lo agradecerán.