Hace unos días en el periódico El
Sudcaliforniano apareció una nota en la sección República, en la que se da
conocer que el día 23 de septiembre en la ciudad de Washington se canonizará a fray
Junípero Serra, el misionero franciscano fundador de varias de las misiones de
la Alta California y años antes de las misiones de la Sierra Gorda del estado
de Querétaro.
La vida y la obra de este fraile
son un tanto desconocidas por los habitantes de esta península, dado que por su
corta estancia en ella —un año— no realizó acciones trascendentes, como lo
hicieron en su tiempo los misioneros jesuitas. En esos años, de 1768 a 1772,
los franciscanos solamente atendieron en la medida de sus posibilidades las
misiones que dejaron los jesuitas después de su expulsión en 1767.
Con la autorización del rey de
España, el visitador José de Gálvez brindó todo su apoyo a fin de que los
franciscanos llegaran a la Alta California donde realizaron una extraordinaria
hazaña fundando misiones como las de San Diego de Alcalá, San Bernardino, San
Carlos Borromeo y la de Santa Bárbara.
El recorrido desde la Baja
California hasta la Alta en el año de 1769 es descrito con detalles en el diario
que escribió el padre Serra el cual, gracias a la buena disposición del
historiador Carlos Lazcano, fue publicado en el 2002 por el gobierno del
estado, la fundación Barca y el Museo de Historia de Ensenada. En la
introducción del libro Carlos dice:
“Formando expedición por tierra con el gobernador Portolá, inicia Serra
la marcha hacia el norte. La preocupante herida de su pierna ulcerada hacía tan
torpe y pesado su caminar… Pero Fray Junípero no se rinde. El primero de julio
de 1769 llegan al puerto de San Diego y, mientras las tropas izan la bandera de
España y levantan el campamento, el padre Serra enarbola la cruz y funda la
primera misión en la Alta California”.
Serra era un hombre de carácter
firme y de una gran voluntad. A pesar de sus dolencias superó obstáculos y fue
el fundador de las primeras nueve misiones. Lazcano dice de él: “Miles y miles de kilómetros pisó en su fecunda
vida. Cojeando y valiéndose de un bastón, visita las misiones para estar con
sus hermanos los misioneros. Predica, confirma, bautiza, confiesa y aún le
queda tiempo, para él el más precioso, en el que se ocupa de los problemas y
necesidades de sus queridos indios”.
El 28 de agosto de 1784 falleció
y fue sepultado en la misión de San Carlos Borromeo, cerca de Monterrey. El 25
de septiembre de 1988, Juan Pablo II, quien había visitado la tumba de fray
Junípero Serra, lo beatificó solemnemente en la ciudad de Roma. Y ahora, el 23
de septiembre será canonizado por el papa Francisco durante su visita a esa
ciudad norteamericana. El solemne acto se llevará a cabo en la basílica del
Santuario de la Inmaculada Concepción, que es la mayor iglesia católica en los
Estados Unidos y una de las más grandes del mundo.
Son diversos los historiadores
que se han referido a la vida y la obra de Serra. La más importante, quizá, es
la de fray Francisco Palou que escribió “La vida de fray Junípero Serra”,
publicado por la editorial Porrúa en su colección Sepan Cuantos. También la
conferencia que ofreció en esta ciudad el doctor Lino Gómez Cañedo titulada “Un
lustro de administración franciscana en Baja California.”
Serán, desde luego, los estados
de Querétaro y el de California en los Estados Unidos, los que estarán de
plácemes, porque sintieron la presencia de este misionero, cuyo recuerdo vivirá
reflejado en las misiones que fundó tanto en México como en los Estados Unidos.
Septiembre
04 de 2015.
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