Hace días recibí la invitación
para asistir a la toma de posesión de Carlos Mendoza Davis como el nuevo
gobernador de nuestro estado. En una pequeña tarjeta adjunta indicaba que los
hombres deberían llevar guayabera de manga larga. “ Bueno —me dije— para el
calor septembrino es lo más adecuado”.
Ahora, faltando dos días para el
acto, recordé que no tengo una camisa de esas características y que si deseaba
asistir debería conseguir una. Lo más fácil sería comprarla en una de las
tiendas de ropa, pero en la primera de ellas al preguntar por el precio me
arrepentí. Costaba la friolera de 1,400 pesos. Así las cosas, me resigné a ver
por la televisión la trasmisión del evento.
Ayer, una de mis nietas, la
doctora en ciencias Martha Reyes, me habló por teléfono para invitarme a
saborear unos chiles en nogada que había adquirido especialmente para nosotros —mi
esposa y yo—. Claro, invitación tan especial no podíamos despreciarla, así es
que a eso del mediodía llegamos a su casa dispuestos a darle mate a ese famoso
platillo poblano.
Mientras se hacían los
preparativos de la comida iniciamos una plática sobre diversos temas de
actualidad sin faltar, por supuesto, el incremento de la criminalidad en
nuestra entidad. Y entre un tema y otro, les dije de la invitación a la toma de
posesión y la imposibilidad de asistir por falta de una guayabera de manga
larga.
Mi nieta se me quedó viendo y de
pronto me interrumpió para decirme: “abuelito, no te preocupes, Carlos tiene
varias —Carlos es su esposo y doctor en ciencias igual que ella— y te puede
prestar una”. Por fortuna él es de estatura semejante a la mía y es flaco como
yo. Con premura se levantó y en menos de tres minutos ya me hacía entrega de
una prenda de color blanco que me quedó a la medida.
Así es que, a la par de degustar
los chiles en nogada, por cierto riquísimos, aseguré mi presencia en la toma de
posesión del nuevo gobernante de Baja California Sur. “Pero, —me
pregunté—“¿porqué lo de la guayabera si en esos actos protocolarios lo más
común es el traje?”. Preguntando aquí y allá, me informaron que era un reflejo
de la forma de vestir del exgobernador del estado, don Ángel César Mendoza Arámburo
y que incluso en su toma de posesión en 1975 se presentó con ese atuendo.
En esos años se hizo muy popular
la guayabera porque el presidente Luis Echeverría la usaba cotidianamente. Y
claro, todos los funcionarios de su gobierno hacían causa común con él. En las
fotografías de ese año, aparecen el presidente, Félix Agramont Cota —gobernador
saliente—, Ángel César y el profesor Manuel Salgado Calderón vistiendo esa
prenda. De seguro, muchos de los asistentes al solemne acto los imitaron.
El hecho mismo de recordar a su
padre revela una gran sensibilidad de su hijo Carlos. Durante su registro como
candidato a gobernador por el PAN, aseguró que por herencia trae la vocación de
servicio y el amor a Sudcalifornia y porque de sus padres comprendió el don de
la amistad y la humildad.
Así es que asistiremos a un acto
inusitado en Baja California Sur y en nuestro país. Aquí tenemos una familia de
gobernadores para bien de todos: el Lic. Ángel César Mendoza Arámburo, Alberto
Andrés Alvarado Arámburo y Carlos Mendoza Davis. Los dos primeros de gratos
recuerdos por su excelente y honesta administración; del último sus reiterados
deseos de seguir el ejemplo de sus antecesores.
Septiembre
07 de 2015.
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