Vida y obra

Presentación del blog

A través de este blog, don Leonardo Reyes Silva ha puesto a disposición del público en general muchos de los trabajos publicados a lo largo de su vida. En estos textos se concentran años de investigación y dedicación a la historia y literatura de Baja California Sur. Mucho de este material es imposible encontrarlo en librerías.

De igual manera, nos entrega una serie de artículos (“A manera de crónica”), los cuales vieron la luz en diversos medios impresos. En ellos aborda temas muy variados: desde lo cotidiano, pasando por lo anecdótico y llegando a lo histórico.

No cabe duda que don Leonardo ha sido muy generoso en compartir su conocimiento sin más recompensa que la satisfacción de que muchos conozcan su región, y ahora, gracias a la tecnología, personas de todo el mundo podrán ver su trabajo.

Y es que para el profesor Reyes Silva el conocimiento de la historia y la literatura no siempre resulta atractivo aprenderlo del modo académico, pues muchas veces se presenta con un lenguaje especializado y erudito, apto para la comunidad científica, pero impenetrable para el ciudadano común.

Don Leonardo es un divulgador: resume, simplifica, selecciona una parte de la información con el fin de poner la ciencia al alcance del público. La historia divulgativa permite acercar al lector de una manera amigable y sencilla a los conocimientos que con rigor académico han sido obtenidos por la investigación histórica.

Enhorabuena por esta decisión tan acertada del ilustre maestro.

Gerardo Ceja García

Responsable del blog

domingo, 17 de febrero de 2019

Una sorpresa inesperada



He asistido a muchas presentaciones de mis libros, tanto en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez como en Museo de Antropología, pero ninguna tan inesperada como la de anoche, en que presenté mi nuevo libro Visión de Sudcalifornia, en la primera de estas instituciones culturales. Y vaya que estoy curado de espantos ante tantas presentaciones.

Cuando di a conocer mi libro Cancionero Popular Sudcaliforniano mi nieta Tania Edith nos deleitó cantando melodías como Paraíso Oculto, Puerto de Ilusión y Pescadorcito de Perlas. En otra ocasión que invité a mi buen amigo Francisco López Gutiérrez para que presentara mi libro Pasado y Presente de la Antigua California, llevó a cuatro alumnas de la Benemérita Escuela Normal Urbana quienes leyeron crónicas de mi obra.

Pero lo de anoche fue muy diferente y no tanto por el numeroso público que asistió a la presentación, o de la calidad de Rosa María Mendoza y Martha Reyes quienes hablaron de mi libro, sino más bien por lo que sucedió en el transcurso del acto.

Cuando llegué al Archivo Histórico lugar donde se desarrollaría la presentación acompañado de mi esposa, el recinto estaba a medio llenar —fue a las seis de la tarde— y poco a poco llegaron los invitados. Eso sí noté que entre ellos estaba gran parte de mi familia, tal como lo han hecho en otras ocasiones. Y ahí saludé a viejos amigos y algunos no tan viejos, como Simón Óscar Mendoza, Ernesto Adams Ruiz, Jorge Romero Zumaya, Francisco López, Víctor Ramos y Luis Domínguez Bareño. Y en especial a Marco de Jesús Roldán quien hizo viaje especial desde San José del Cabo a fin de estar conmigo en la presentación.

El evento se desarrollaba muy bien. Rosa María y Martha se refirieron a mi vida como escritor y mi inclinación por los temas sudcalifornianos, incluso Rosita leyó una de mis crónicas que titulé Otras decepción más, que hace alusión a utilizar el terminó Bajasur, en vez del nombre de nuestro estado que es Baja California Sur. Y que fuera un maestro y un alumno declamador los causantes de ese desacato.

Les decía que el acto iba muy bien, hasta que de pronto, cuando medio terminaba la presentación, dos bisnietos de siete años de edad, Romina y Damién se levantaron de sus asientos y pasando al frente leyeron con voz modulada y clara dos fragmentos de los artículos del libro. Lo inesperado causó sorpresa en el público presente y después admiración al ver y escuchar a dos niños que con sus vocecillas infantiles, rendían un tributo de amor a su bisabuelo. Y fue el primer golpe a mi envejecido corazón.

Cuando terminaron de leer, otra sorpresa. De pronto se levantaron de sus asientos todos mis bisnietos, no me había dado cuenta que ahí estaban, y en avalancha se dirigieron hacia mí para abrazarme a la par que me entregaban un hermoso ramo de flores. No son pocos, pues entre todos llegan a veinte, aunque en esta ocasión fueron por los menos doce, desde los más grandotes como Yatzel y Emmanuel hasta Nahomi y Frida convertidas ya en dos hermosas señoritas. Y hasta la más pequeña, María Ana, a la que tuve que tomarla en brazos para que me besara.

Pero eso no fue todo. Como me quedé firmando libros me perdí de lo mejor y fue otra sorpresa. Resulta que mis hijas y mis nietas, Sandra Luz, Virginia, Ana María, Martha Patricia, Tania Edith y Sandra Gabriela se responsabilizaron del brindis y en una mesa colocaron diversos bocadillos y vinos, entre ellos empanadas de frijol, dátiles rellenos que queso, burritos de machaca, panecillos y, por supuesto botellas de vino tinto regional y de damiana.

Cuando llegué a la mesa todavía alcancé dátiles y un vaso de vino, ¡ah! y también una copita de damiana la que, por causa extraña, le hicieron el feo. De la que se perdieron por aquello de sus efectos. Pero el vino regional se acabó en un dos por tres. Ramón, mi yerno, que adquirió esa bebida       solo alcanzó a decirme “pero yo sé en que tienda lo venden, por si se le ofrece”.

Ahora estoy en reposo después de las emociones de anoche. Pero me doy tiempo para exclamar: “¡Qué familia tengo y que buenos amigos me han brindado su amistad!” Para sorpresas no gana uno.

Febrero 16 de 2019

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